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 Lo impersonal es lo personal Jeff Foster

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Albertina

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Fecha de inscripción : 27/09/2010

Lo impersonal es lo personal  Jeff Foster Empty
MensajeTema: Lo impersonal es lo personal Jeff Foster   Lo impersonal es lo personal  Jeff Foster Icon_minitimeSáb 30 Mayo 2020, 8:46 am

Lo impersonal es lo personal

Sea lo que sea lo impersonal, en realidad se manifiesta como lo personal, de manera que la verdadera libertad no puede obtenerse a través de la negación o el rechazo de la historia personal — está allí, en el centro de esa historia, en el centro del desorden de la existencia humana. Allí es donde la gracia brilla.

Piensa en Jesús en la cruz. Justo en el centro del sufrimiento personal más terrible — justo en el centro de huesos rotos, piel desollada, músculos desgarrados, lo Divino brilló, impersonal y libre. Jesús era absolutamente humano, y en esa humanidad, absolutamente divino. No encontró la libertad escapándose de la cruz, a través del rechazo de lo personal. No — la libertad, Dios, la totalidad, estaba allí mismo en el centro de la cruz, donde la vida y "mi vida" se cruzan y se destruyen entre sí. La libertad era, y es, la vida misma.

Nosotros, todos nosotros, vivimos en el centro de esa intersección — donde lo vertical (aquello que está más allá del tiempo y el espacio) se encuentra con lo horizontal (espacio y tiempo), donde lo verdaderamente impersonal (el espacio abierto en el cual toda esta historia aparece) se encuentra con lo personal (la historia del "yo"). Y entonces, se llega al punto donde ya ni siquiera puedes usar las palabras "personal" e "impersonal" — porque para empezar no tienes manera de separarlos. ¿Dónde comienza uno y dónde termina el otro? Quizás no hay línea divisoria — quizás en el centro de la cruz, sólo hay Uno. Quizás lo que verdaderamente soy es inseparable de la vida misma. Quizás siempre fui aquello que más he anhelado. Sólo quizás.

En mi "historia" (si, hay una historia que aparece aquí — ¿Quién puede negar eso?) Pasé años apartando lo personal, intentando deshacerme de mi historia personal, intentando morar en lo Absoluto, deshacerme de mi "alguien" para convertirme en "nadie". Jeff era el enemigo y tenía que deshacerme de él. El ser personal era el diablo, y sólo con la destrucción del diablo encontraría a Dios. El ego era la mentira que tenía que ser destruida. O por lo menos, eso es lo que creía en aquel momento. Había leído muchos libros sobre espiritualidad, y había llegado a muchas conclusiones acerca de la realidad — sin darme cuenta que mis conclusiones eran en realidad creencias personales. Los seres humanos son criaturas asombrosas. Pensamos que hemos encontrado la verdad objetiva, cuando en realidad sólo llegamos a permanecer en una creencia subjetiva, y nos hemos olvidado de eso.

Por un tiempo, lo "impersonal" se parecía a la libertad para mí, porque lo personal se había convertido en invivible. Mi historia personal (existencia relativa) se había vuelto un infierno ―odiaba mi vida, sufría una terrible fobia social, me sentía un fracaso total, no le veía ningún sentido a existir― entonces tenía sentido en ese momento escapar hacia el cielo de lo impersonal que prometían las enseñanzas Advaita. "No hay yo, no hay tú, no hay mundo, no hay otros, el sufrimiento no existe, no hay ninguna responsabilidad en ningún nivel" — ¡Guau, qué consuelo para el buscador exhausto! Un billete de ida hacia la libertad de todos los problemas terrenales — ¡Aleluya! Ninguna responsabilidad, ningún pasado, ninguna elección — ¡qué alivio! Podía hacer lo que quería, decir lo que quería, incluso podía herir a las personas intencionalmente y no importaba porque todo era Unidad y de todas maneras no tenía elección. O eso pensaba.

Pensaba que era libre, y mientras tanto el buscador se alimentaba a sí mismo, se llenaba con estos nuevos conceptos Advaita. Pensaba que no era nadie, y mientras tanto, mi historia personal se daba un banquete con la mismísima idea personal de que yo estaba "más allá" o "por encima" de lo personal. Pensaba que estaba libre de todas las divisiones y a la vez la "no-dualidad y la "dualidad" estaban en guerra, lo "personal" y lo "impersonal" habían entablado combate. Había rechazado todos los caminos y prácticas espirituales — todas eran dualistas y arraigadas en la ignorancia. Estaba en guerra con cualquier maestro que pareciera ofrecer un camino personal. Veía a estos maestros como "dualistas" porque parecía que, al hablarle a una persona y ofrecerle esperanzas de cualquier tipo, en realidad estaban alimentando la búsqueda y manteniendo a las personas atrapadas en su historia. Las enseñanzas impersonales ―las enseñanzas que no hablaban a una persona y que no ofrecían al buscador no-existente ninguna esperanza o consuelo― eran la única verdad; ese parecía el siguiente paso lógico. Y disfrutaba advirtiendo a las personas acerca de los maestros dualistas que mantenían a las personas atrapadas en su ignorancia — aunque por supuesto, cuando me desafiaban acerca de esto ("Jeff ¿no es hipócrita llamar a otros maestros "dualistas" cuando no hay otros y la dualidad es una ilusión?"), me retractaba y decía que no había nadie aquí con ninguna opinión acerca de nada y que todo era perfecto tal cual era. Oh sí, me volví muy hábil con las palabras. Tienes que serlo, cuando estás defendiendo una postura y tratando de hacer parecer que no tienes ninguna postura que defender. Así es como se crean los gurús. Llamo a esto "la Trampa Advaita" ―y en ese momento no pensaba que estaba atrapado― pensaba que era libre. Frecuentemente cuando piensas que eres libre estás más atrapado que nunca.

Entonces, estaba viviendo en mi castillo impersonal, creyendo que era libre de lo personal, pero secretamente estaba en guerra con lo personal, le tenía miedo a lo personal, me aterraba — atacamos a lo que más tememos. ¿Interacción humana real, honesta y autentica? Aterrador. ¿Abrirme a la vida, admitir que estaba equivocado acerca de ciertas cosas, desprenderme de mis más queridas identidades y creencias? Espantoso. ¿El riesgo de exponerme ante otros y ser rechazado? No, mejor pretender que no hay otros con los que interactuar. La experiencia personal es para los soñadores ignorantes. Lo impersonal es mucho más real.

Afirmaba estar libre de lo personal, pero secretamente, detrás de escena, todavía estaba sufriendo mucho — todavía había relaciones que no sentía claras, lugares en los que sabía que no estaba siendo honesto, lugares donde me estaba alejando de la vida, donde la búsqueda todavía seguía sucediendo. Todavía me sentía desconectado de los demás, bloqueado, insatisfecho de muchas maneras — pero ya que creía que estaba liberado o que yo "no era nadie", no podía admitirme esto a mí mismo y mucho menos a otras personas. Las enseñanzas Advaita radicales eran un gran consuelo — era un consuelo saber que "después de la liberación, el sufrimiento puede surgir pero no le pertenece a nadie". ¡Genial! El sufrimiento estaba bien — no tenía que hacer nada al respecto y de todas maneras no había nada que pudiera hacer porque no había nadie que lo haga. "Todavía soy desdichado ―la desdicha todavía aparece― pero nadie es desdichado" El mensaje del Advaita radical proporcionaba un gran alivio.

Pero ya sea que nadie sufría o que alguien sufría aún había sufrimiento — ¡Y el sufrimiento es búsqueda! Todavía estaba buscando, todavía estaba en guerra con la vida, pero afirmaba estar libre de toda búsqueda, para promover mi identidad de "ex-buscador". ¡Era tan agotador mantener esta fachada de iluminación!

Pero toda fachada, toda defensa, todo castillo debe derrumbarse al final. Ninguna filosofía o sistema de creencias, sin importar cuán refinados sean, radical o "inflexible", puede protegerte de la vida misma. La vida es la autoridad y todos los sistemas de creencias se derrumban ante la vida finalmente. Mi castillo de Advaita radical había sido construido sobre cimientos muy inestables...

"No soy nadie, nada existe". Oh sí, hay una hermosa verdad en eso. Pero al mismo tiempo, no es verdad, en absoluto — no hasta que está en equilibrio con su opuesto, dentro del sueño. Ningún concepto podría describir a la vida, porque la vida es anterior a los conceptos (inclusos a éstos). Los conceptos siempre son dualistas — el mundo de los conceptos es el mundo del dos. "Ser" y "no-ser" siempre aparecen y desaparecen juntos. "Alguien" y "nadie" siempre surgen y desaparecen al mismo tiempo. En el sueño todo está en perfecto equilibrio por su propio reflejo — no puedes tener uno sin el otro. "Nada existe" está perfectamente equilibrado por "algo existe", y así sucesivamente.

La vida misma, sin embargo, está más allá de todos estos opuestos. Está más allá del "ser" y del "no-ser", de la "persona" y la "no-persona", del "camino" y del "no-camino", del "tiempo" y de la "ausencia del tiempo". La vida como es, está completamente más allá de la comprensión, de la misma manera que la ola nunca entenderá al océano, porque ya ES el océano...
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