La Renuncia a la Acción
Quienes, esclarecidos por un discernimiento puro, han podido reconocer su propia esencia como eterna, inmortal y No-dual, ellos renuncian a actuar socialmente en el mundo mientras permanecen sumidos por siempre en su propia realidad interior. Así, ven el juego de la vida como quien nota el soñar reconociéndolo como ilusorio. Estos actúan sin actuar, pues sus impulsos no dejan huella kármica. Cualquier acción es realizada sin que haya nadie ligado a ella. La responsabilidad de ser parte de este mundo muere para ellos. Ahora no sólo se abstienen del resultado de la acción, sino que la acción misma huye espantada, pues no existe manera alguna de verla en el espejo cuya superficie refleja exclusivamente la realidad del Ser No-dual.
Allí, libre en sí mismo, el sabio actúa sin actuar y, mientras así vive, el gozo de la bienaventuranza divina lo llena sin que a su alrededor nadie lo note.
"Sin confiar en nada, con su mente y su ser disciplinados y todo anhelo de goce en abandono, cumple las acciones sólo por el cuerpo y no cae en error". (3)
"Satisfecho con lo que quiera que obtenga sin esfuerzo, libre de los pares de opuestos, exento de envidia, equilibrado en la dicha y en la adversidad, no está ligado a las acciones que ejecuta". (4)
A quien así actúa se le denomina sanyasin, renunciante. Viste de túnica color azafrán y, con un cuenco y bastón como únicas pertenencias, santifica cuanto halla a su paso. Así, este sabio establecido en el conocimiento de sí mismo es libre pues, aunque actúa, tiene claro que no es él el actor sino que son las gunas las que realizan toda acción. Su conciencia raya la infinitud y el universo se despliega a sus sentidos sin límite alguno.
Imagine que mientras opera el sueño es capaz de reconocer que duerme y comprende que el universo que se despliega es parte de la ilusión de su mente. Ser consciente que sueña mientras duerme no es una situación común, pero tampoco es algo ajeno a nuestras posibilidades. Note las personas, los edificios, los paisajes que se descubren uno a uno ante la mirada consciente de quien, mientras duerme, se reconoce soñando. Mientras ello ocurre, y debido a la certeza de que es un sueño, los eventos adoptan una condición diferente, pues se sabe a ciencia cierta que en cualquier momento desaparecerán. Desde este enfoque el soñador no se siente gozador de un mundo que se desgajará en cualquier momento como una nube transportada y fraccionada por el viento. Inclusive para el soñador tiene sentido abstenerse de cualquier acción, a causa de que reconoce sin duda alguna que es espectador de una ilusión. Eso mismo ocurre por parte del sanyasin, del "renunciante a la acción" respecto al mundo en vigilia. El sanyasin reconoce su esencia inmortal. Su comprensión de sí mismo no tiene duda alguna. Así, aunque mira, huele, camina y come, él nada hace, pues su mente no se arraiga a ningún hecho ni a ninguna situación. Todo compromiso social cesa, pues toda responsabilidad hace parte de la misma futilidad e ilusoriedad que los restantes eventos. Esta forma de encarar la vida se denomina "renuncia a la acción", y a quienes logran posar su mente en la realidad No-dual de forma permanente y, aún así, hacer parte del mundo, se les denomina sanyasin.