CÓMO EXPRESAR NUESTRAS RECLAMACIONES
En mi opinión, todos tenemos derecho a reclamar aquello que en justicia nos corresponde, y no veo correcto renunciar a ello y conformarnos rindiéndonos, resignados a soportar lo que no nos parece justo, sólo por el hecho de no enfrentarnos a quien nos ha causado un perjuicio.
Es conveniente reclamar, pero también es conveniente comprobar el modo en que se hace, que ha de ser asertivo, y no ha de ser de una manera disparatada o desorganizada, y menos aún haciéndolo en un momento de ofuscación o rabia y con un tono o actitud que no nos va a aportar una solución sino, tal vez, más conflictos.
Es evidente que si tienes un asunto al que le das vueltas y vueltas, y mientras más vueltas le das más te enoja, es un asunto que tienes que resolver. Por tu propio bien y por tu estabilidad emocional.
Para que sea útil y efectivo, al hacerlo conviene seguir estos cuatro pasos de un modo ordenado: emoción, hecho, relato y próximos pasos.
Ejemplo: Tienes problemas en la relación con un hijo –o hermano, cónyuge, madre…- por el modo como se comporta. Más o menos, poniendo tus propias palabras, así sería el guión para la reclamación.
“Me siento incómodo (emoción). Te he pedido ayuda en varias ocasiones y no me haces caso (hecho). No escuchas mis peticiones, aunque sabes que son justas y que tu obligación es ayudarme (relato). Lo que quiero es que a partir de ahora modifiques tu actitud y te hagas cargo de tus responsabilidades y me ayudes cuando te lo solicite (próximos pasos)”.
Hay que comunicar las cosas con claridad, y si se hacen en justicia, y del modo adecuado, se ha de recibir lo que se solicite.
La asertividad es muy aconsejable en estos casos.
De la wikipedia: “La asertividad es un modelo de relación interpersonal que consiste en conocer los propios derechos y defenderlos, respetando a los demás; tiene como premisa fundamental que toda persona posee derechos básicos o derechos asertivos. Como estrategia y estilo de comunicación, la asertividad se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la pasividad, que consiste en permitir que terceros decidan por nosotros, o pasen por alto nuestras ideas; y por otro lado tenemos la agresividad, que se presenta cuando no somos capaces de ser objetivos y respetar las ideas de los demás.
El concepto de asertividad suele definirse como un comportamiento comunicacional en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos. Es también una forma de expresión consciente, congruente, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia. Contar con un criterio propio dentro de la sociedad es indispensable para comunicarnos de una mejor manera”.
Partiendo del convencimiento del derecho a ser asertivos –aunque se pueden necesitar varios intentos hasta manejarlo bien-, teniendo claro lo que se quiere solicitar, y haciéndolo del modo adecuado, es muy posible que se obtengan los resultados deseados.
Te invito a que lo pruebes.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales