CAPÍTULO 1 - EL PROCESO DEL DESARROLLO PERSONAL
Este es el capítulo 1 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.
“Uno no siempre hace lo que quiere,
pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere.
Aquí lloramos todos, gritamos, berreamos,
moqueamos, chillamos, maldecimos,
porque es mejor llorar que traicionar,
porque es mejor llorar que traicionarse”.
(Mario Benedetti)
“Lo imperdonable es mentirse”.
“Para hacer cualquier cosa importante es imprescindible que haya estímulo”.
“En todos los procesos se requieren estas condiciones:
tiempo, silencio, y una actitud abierta para resolver los problemas”.
“El viaje más largo es el que se hace hacia el interior de uno mismo.”
(Dag Hammarskjöld)
Partimos de la base de que si estás leyendo esto es porque una inquietud, o una necesidad, te han creado casi una obligación de buscar para aclararte.
Has tenido algún momento de lucidez que te ha propuesto comenzar un proceso por el que descubrir cómo acallar ese “lo que sea” que bulle en tu interior. También has tenido momentos en que la parte más racional de tu mente, apoyado por las partes más vagas y más miedosas, lo han aplazado una y otra vez.
Ahora parece que has empezado.
Este es un largo proceso que, y dado que se repite de modos muy similares en mucha gente, casi se puede generalizar y esa generalización es lo que puedes ver a lo largo de los siguientes artículos.
En ellos verás cómo es, a mi entender, el proceso adecuado para no perder el tiempo, y no perderte, y para que haya un orden que te evite caer en un caos que sólo te va a aportar una sensación de estar perdido y un buen motivo para dejarlo todo y aplazarlo indefinidamente.
Reflejan lo que, a mi entender, todos pasamos más o menos. Hay ligeras variaciones, según las personas, pero creo que es conveniente que conozcas todo lo que escribo, y que, desde el principio, sepas discernir lo que no resuena en tu interior y lo olvides, y que, por favor, no te creas nada si previamente no estás de acuerdo con ello.
Todo esto no es la verdad irrefutable y absoluta, sino mi propia experiencia y la de otras personas que están en la misma situación, pero con un poquito de ventaja. Son ya muchos años de lidiar con esto.
Antes de comenzar el capítulo, vamos a proveernos del material necesario.
ACTITUD MENTAL POSITIVA
Y si no la tienes ni empieces, porque no vas a llegar a ninguna parte. A partir de ahora no vas a negar ninguna realidad que veas, aunque no te guste, y vas a resolver los problemas. Esta es la Actitud Mental Positiva.
SINCERIDAD
No se le debe engañar ni al abogado, ni al médico, ni al mecánico, ni a uno mismo.
AMOR Y AMOR PROPIO
O sea, amor al propio uno mismo. A ti mismo.
ACTITUD
“Oír o leer sin reflexionar es una ocupación inútil”, decía Confuccio. Nada de ideas preconcebidas defendidas a ultranza.
RECEPTIVIDAD
Ausencia de prejuicios. Hacerte transparente. Dejar que las cosas calen, no rechazar los sentimientos que se vayan produciendo. Permitir otros conceptos distintos de los que se tienen, aunque eso no implica que hay que aceptarlos todos. No mantener una relación de rivalidad con las experiencias que se vayan viviendo: nada de zancadillas, ni auto-castigos.
TIEMPO
No quieras solucionarlo en un día.
Si ya tienes esto claro, seguimos.
Poco a poco, habrán ido apareciendo señales o llamadas que te indican, tenuemente al principio y con más intensidad después si no haces caso, que algo no va bien en alguna parte de tu interior.
Es una inquietud, una sensación, algo indefinible… no sabes qué es lo que no va bien del todo; es una intuición quien así lo sugiere, pero es tan sutil…
Ese sentirse raro y un poco mal sin saber por qué es un aviso del descontento de tu esencia divina o de tu verdadero Yo reclamando. Es la primera señal.
Después habrá más señales: sueños, premoniciones, frases que parecen hechas para ti, situaciones que resuenan en tu interior, un pensamiento que te llama, un libro que de algún modo cae en tus manos, algo que te regalan…
Es una sensación no muy dolorosa, pero sí desagradable, porque no se manifiesta con claridad; no te dice rotundamente de qué se trata y cuál es el remedio. Lo único que pasa es que te sientes cada vez más impaciente, más inquieto, más lleno de dudas.
Desde ese malestar surgen preguntas. Al principio, tímidamente, como si no quisieran importunar. Después son preguntas más profundas, más inquietas, más ansiosas de respuesta.
Aún no sabes que estás viviendo el comienzo; ni siquiera sabes de qué es el comienzo. Es el comienzo de un asunto que no te va a dejar descansar hasta que no te pongas en marcha y te escuches con atención, te dediques el tiempo que precisas y te mereces, y comiences el proceso de Descubrimiento, primero, y el de Realización, después.
Es tiempo de ponerse en marcha, y estos son los primeros pasos:
TOMA DE CONCIENCIA:
Hay que reconocer la realidad de la situación, las dificultades, las carencias, las dudas, ese deseo de querer qué está pasando y querer saberlo todo…
Observar, sentir, evaluar, preguntar y preguntarse…
No descalificar, no quitar importancia ni negar; cuidado con no ver o no querer ver…
Desconfiar de las excusas, evitar convencerse de que no está ocurriendo lo que está ocurriendo, menospreciar lo que pasa pensando que no es nada, que no se puede hacer nada, que nadie puede ayudar…
Atención: saber todo esto obliga a responsabilizarse de ello...
RESPONSABILIZARSE:
Reconocer que es un asunto tuyo y que tú lo has de resolver.
Vas a encontrar, sin duda, cosas que no te van a gustar. Son tus cosas. No eres tú, pero estás siendo tú. Más adelante veremos la diferencia.
Tú eres el único material de que dispones al iniciar el Camino.
Pero, te lo garantizo, todo está en ti. Lo eres todo. En esencia, eres sólo lo mejor, sólo lo perfecto.
Otra cosa es que hayas ido añadiendo personajes a tu vida, y que tengan algunas cosillas que habrá que eliminar, porque no son tú.
No culpabilizar a los demás o a las circunstancias o al destino…
Es buen momento para revisar tus conductas habituales, tus desatenciones propias y las desatenciones a vivir de un modo consciente… y has de hacerlo con sinceridad, porque no sirve de otro modo, y porque lo habitual es no querer reconocer lo desagradable propio puesto que uno desea mostrar una imagen idealizada, aunque falsa, de sí mismo.
DESEO (O NECESIDAD) DE CAMBIAR:
Hacer lo conveniente, lo imprescindible. Más adelante verás si tienes que cambiar o sólo Descubrirte.
AMOR Y CUIDADO:
No engañarte. La mayor agresión que puedes cometer contra ti mismo, el pecado más imperdonable, es engañarte. Porque, además, no sirve para nada positivo, sino que contamina el resto del trabajo.
Conviene ser muy amoroso y comprensivo durante todo el proceso. Es necesario. Van a salir cosas desagradables y puede llegar a bajar la cotización de tu autoestima, porque van a aparecer cosas que tenías olvidadas o escondidas, y te van a remover entero.
Posiblemente, en algún momento te arrepientas de haber comenzado y pienses que tenías que haberte quedado como estabas y no haberte metido en esto. No te preocupes, no te durará mucho la preocupación. Cualquier paso que des en la dirección correcta, y las satisfacciones que irás notando, te compensarán de sobra.
Y es absolutamente necesario, del todo imprescindible, que hagas este proceso, cueste lo que cueste, porque el premio eres tú realizado.
ATENCIÓN
Más o menos, con ligeras variaciones, desde poco después de que el niño nace empieza a renunciar a ser él mismo porque las normas de convivencia con la familia así lo exigen.
Es lo que se denomina aceptar y adoptar los modelos.
La pureza de ser uno mismo dura muy poco tiempo. Los padres ya tienen preparado casi todo su futuro. En el recién nacido han depositado ilusiones y esperanzas, y la posibilidad de redimir sus frustraciones, por ello desean que alcance en esta vida lo que ellos no alcanzaron, y se proponen conseguirlo a base de cariño o, si hace falta, con mano más o menos dura.
Dura tarea la que le espera al niño.
A un ser que nace descontaminado, virgen, inmaculado, sin condicionamientos, con todas las posibilidades íntegras a su alcance, le van acotando sus ilimitaciones para que parezca bien educado.
Si quiere ser él mismo, hace cosas que a sus padres no les parecen bien, y entonces le castigan con enfados, desatención y abandono, reprimendas, tortas… en cambio, si es obediente y aprende bien lo que tiene que hacer para contentarles, recibirá premios: sonrisas, caricias, regalos…
A nada que sea un poco listo, se da cuenta que le interesa renunciar a ser él mismo a cambio de los premios que recibe ya que conllevan satisfacción inmediata.
En el momento que acepta el trueque, deja de ser él mismo de por vida y más adelante, a una edad como la que tú tienes ahora, tendrá que comenzar un peregrinaje por psicólogos, libros, charlas, cursos, gurús…
Por ejemplo, no se le permite llorar cuando le apetece llorar, porque molesta, o no se le permite desarrollar todas sus capacidades de jugar porque mancha, rompe, o fastidia. No se le permiten una serie de cosas, y por la buena convivencia, y aún en contra de sus deseos, acata las normas pero sabe que no está siendo él mismo sino el modelo que sus padres quieren que sea.
Los padres, en cambio, creen estar educándole, y educándole bien.
Como el recién nacido no tiene otra referencia que la de sus padres, y ya que hasta el momento han demostrado ser personas de confianza (le alimentan, acuden cuando se encuentra mal y llora, le transmiten seguridad, le dan juegos y ponen buenas caras, etc…) confía en lo que le enseñan y mandan pues no tiene raciocinio suficiente para debatir con ellos.
Desde el momento que acata entrar en ese juego de la llamada “educación” comienza a dejar de ser él mismo, pero es que, a esa edad, no queda otro remedio que obedecer…
¿QUÉ PASA ENTONCES?
Durante el tiempo que dura el proceso, y hasta que consigas resolverlo, se va a manifestar una angustia que no vas a poder controlar. Es inevitable que se manifieste, porque existe, y cada vez que dejes de distraerla con lo que la entretiene, se vuelve a manifestar.
Afortunadamente, aparecen muchas cosas que no gustan, por supuesto. Sí, lo digo bien; si no se asomaran, seguirías sufriéndolas pero desconociéndolas, y de ese modo resultan imposibles de resolver.
Para poder cambiar o modificar algo es imprescindible reconocer la existencia de ese algo. Si no tomas conciencia y aceptas que tienes el pelo sucio, aunque no te guste reconocerlo, jamás tomarás la decisión de lavarlo.
¿Qué va a pasar?
Tienes que estar preparado para lo que pase, porque van a pasar cosas.
Unas difíciles, ya que recibirás algunos rechazos de aquellos que te quieren mientras eres como ellos quieren que seas, y que en el momento en que te muestres como realmente eres y quieres ser, te lo van a hacer saber, “has cambiado, ya no eres como antes”, te dirán, y te pondrán caras largas y un más o menos disimulado desprecio.
También habrá cosas buenas: ánimos, caricias, y felicitaciones por la nueva cara que refleja tu nuevo estado, “te veo mejor”, dirán quienes te quieren y se fijan, y recibirás la enhorabuena más importante: la tuya misma alegrándote al decir con convencimiento “me veo mejor”.
REFLEXIONES PETULANTES
Si estás haciendo mil cosas a la vez (astrología, control mental, zen, libros, cursos, charlas, etc.) sin saber por qué ó para qué, sin preguntarte qué estás buscando realmente, es posible que te conformes con los conocimientos y que estés renunciando a la sabiduría.
Atención al peligro que tiene comenzar un proceso, que es el de convertirse en un teórico, cosa que no ayuda en nada. Más vale sentir -sin saber cómo ni por qué-, que teorizar acerca de lo que se debería sentir.
Si te preguntas “qué estoy buscando” y respondes “me estoy buscando a mí mismo”, piensa bien si te estarás buscando donde no estás.
Y no te busques sólo en la espiritualidad: búscate donde estés ahora, y cuando te encuentres, si quieres, llévate a ella.
Pueden aparecer cosas tuyas en todas las ciencias esotéricas, pero también las hay en cada niño, cada amanecer, y cada sonrisa.
Te propongo pensar en ti, en “eso” que lleva puesta tu ropa, ocupa tu asiento y te acompaña en cada duda y cada descubrimiento. Te sugiero pensar en Yo Soy. Siempre Yo Soy. No dividir en consciente e inconsciente. No sólo culpar al segundo de los errores, de los impulsos primarios de los que reniegas, de lo que te hace sufrir y te domina. No dividas, a efectos de justificarte, en “algo que yo no domino y me controla”, el inconsciente, y “algo de lo que más o menos me responsabilizo”, el consciente. Ambos te pertenecen. Eres ambos.
Cuidado de no crear dentro de ti dos irreconciliables que estarán acusándose mutuamente y creando una extraña sensación que no te permitirá sentirte a gusto contigo mismo, porque eso acabaría repercutiendo negativamente en tu autoestima.
MIS PENSAMIENTOS
¿Qué me está pasando?
Alto.
Quieto.
Sé que se necesito silencio, tiempo y sinceridad. Y no esperar que la mente resuelva este asunto con una respuesta. Debo hacer la pregunta, pero no siempre se necesita una de esas respuestas llenas de palabras.
Lo que hace falta es fijarse en lo que se siente.
¿Qué siento?
¿Cuáles son mis sentimientos?
¿Cómo me siento?
Pero me hace falta sentir, no elucubrar.
Darme cuenta.
Admitir lo que sea, nunca negarlo, jamás disfrazarlo.
Aceptar lo que sea y amarlo.
Amarme como esté.
A fin de cuentas, en este momento no tengo otra cosa, y me voy a tener por siempre.
Ese ser más o menos confuso o enojado o triste, soy yo en estos instantes, y negándolo no lo voy a poder arreglar.
Arreglarme para disfrutarme.
Que el resto de los años sean más tranquilos y estén llenos del propio amor.
RESUMIENDO
Este es un buen momento de empezar a experimentar (observa que no he puesto “leer”) los siguientes capítulos. Espero que te sirvan para despertar algo, o, por lo menos, para cimentar la inquietud de buscador que tienes y que sea el inicio, el primer paso, del Camino Personal de Descubrimiento.
Francisco de Sales
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