Manejar los sentimientos es una tarea dura. A lo largo de la vida aprendemos a
disfrutar de un sinfín de complicadas relaciones sociales y a mostrar
determinadas reacciones ante los hechos que allí se producen. En consecuencia,
personas admiradas que han pasado por nuestra vida nos han ‘marcado’ con alguno
de sus rasgos de comportamiento o mundo sensorial. ¿Cuántas veces hemos pensado
que se nos ha ‘pegado’ alguna característica de un profesor o un amigo?
En realidad han sido más ocasiones de las que imaginamos, algunas veces
somos conscientes de ello, pero casi siempre es un proceso de incorporación
inconsciente. Nuestra forma de pensar, actuar o sentir no es genuina, no es sólo
nuestra, sino que somos el reflejo de tantas y tantas personas que han pasado por la
vida. Por eso, la reacción ante ‘los cuernos’ -ya sea porque los hemos puesto o
porque nos lo han puesto a nosotros-, viene determinada por nuestra historia
personal anterior.
Vamos a ver algunas características importantes.
Tras una infidelidad no siempre hay una ruptura.
Hay parejas que la superan y les sirve de refuerzo. Puede que
haya sido tan sólo un accidente y no merezca la pena romper una relación por
eso, así que no viene mal tragarse el orgullo y pensar bien cómo afrontar esta
situación cuando llegue.
No tiene por qué haber ocurrido por un motivo importante.
Y si lo es seguro que tiene remedio, siempre que tu
pareja te quiera. Habla con ella si te ha sido infiel. Investiga por qué ha
podido suceder y llegad a un acuerdo sobre los límites de vuestra relación y
sobre lo que os pedís el uno al otro para continuara juntos y
felices.
El flirteo no es una infidelidad.
No te preocupes, a todos nos gusta gustar a otras personas.
Es una necesidad en muchos
terrenos, el laboral, el círculo de amigos, el familiar. Si estáis seguros de lo
que tenéis -y de lo que queréis- no te sientas incómodo cuando flirtees, pero
tampoco cuando lo haga tu pareja.
Si tu pareja es infiel es porque falta algo en la relación.
Si te interesa arreglar las cosas
tendrás que pasar el mal trago lo mejor posible y buscar las causas de tal
actitud. La infidelidad puede aparecer por varios motivos y no tiene por qué
significar que ya no te quiere. Si aún tienes fuerzas, investiga cómo ha
ocurrido y por qué.
El tamaño de la infidelidad depende, más que del hecho en sí, de la persona que la siente.
Se puede vivir de muchas
formas distintas. Aunque en ocasiones los celos y el sentimiento de
‘desposesión’ que produce una infidelidad te pueden hacer caer muy bajo.
Por
lo tanto, la infidelidad tiene que ver con la posesión. Cuando sentimos que
alguien nos ha sido infiel es porque creemos que algo de la otra persona es
nuestro. Las personas más celosas son las más posesivas. Su concepción de la
relación es más cerrada y desean controlar todos los factores que influyen. En
este punto hay que ser claro… recuerda que la posesión es una ilusión creada por
nosotros mismos, y más la de poseer a otra persona.
Piensa en positivo y no reacciones inmediatamente a la noticia.
Procura controlar
las emociones en un primer momento. A estas alturas debes saber cómo eres. Si
eres posesivo, crees en el amor romántico pasional o le das a tu vida de pareja
más importancia de la que te das a ti mismo, entonces ten cuidado con tus
reacciones porque pueden ser difíciles de controlar… aunque no incontrolables.
Si estás seguro de ti mismo, te sientes libre y te quieres, podrás relativizar
sus acciones y valorar si os conviene continuar con la relación. Recuerda que
puede convertirse en una oportunidad de arreglar algo que llevaba tiempo sin
funcionar en la relación.
Y si después de conocer un poco la infidelidad
decides serlo alguna vez recuerda que tu pareja también podría hacer lo mismo. O
entre los dos llegáis a un acuerdo dejando claras las reglas, o ten cuidado con
hacer lo que no quisieras que te hagan a ti.
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No vayas por donde el camino te lleve,
ve por donde no hay camino, y deja huella.
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Miér 15 Mayo 2013, 11:04 pm