Vivimos tiempos de crisis económicas, donde el trabajo escasea en cualquier rubro. Así, es muy posible que muchos profesionales de mediana edad lleguen a recibir respuestas negativas en el proceso de su búsqueda, lo cual puede lesionar su identidad personal. En efecto, dependiendo de la suerte y las habilidades, una búsqueda laboral puede destruir hasta el más fuete de los egos.
Sin embargo, la mejor forma de comenzar una búsqueda laboral, es abordando la tarea de una manera agresiva.
Según los especialistas, existen tres etapas dentro del “trabajo de buscar trabajo”:
En primer lugar, se debe lograr conseguir una entrevista. Para esto, su currículum vitae, así como su carta de presentación, serán, si bien no lo único, algo fundamental. Es verdaderamente un mito aquel rumor que señala que las personas no juzgan al otro por lo que éste les envía: todo es tenido en cuenta al momento de seleccionar un candidato.
Y la realidad, marca también que cualquier gerente de Recursos Humanos revisará un currículum en siete segundos, no más tiempo. Si no les agrada lo que ven, lo dejarán a un costado. Por ello su currículum deberá estar muy bien confeccionado.
La segunda etapa, comenzará una vez que lo llamen a la entrevista. Una entrevista debe contener una oferta concreta. Trate de hacer (con discreción) todas las preguntas que sean necesarias, hasta que la oferta le quede clara. Caso contrario, trate de descartarla desde un principio: sólo le hará perder tiempo.
¿Usted se emplearía a sí mismo? Trate de hacer primero una auto-evaluación. No llegue a la entrevista con una postura engreída. Sea lo más profesional posible. Vaya a cada entrevista como si esta fuera la más importante de su vida.
Por último, debería poder negociar cuál será el valor de su trabajo. En estos tiempos, casi nunca se consigue lo que uno merece, pero sí se consigue lo que uno puede negociar. Trate de hacer valer su trabajo lo máximo posible: un alto valor económico (no desmedido) da la sensación de que uno respeta y cree en su trabajo.
La búsqueda agresiva de trabajo
Cuando hablamos de búsqueda agresiva, hablamos de una búsqueda que se diversifica en varios tipos de fuentes laborales. Esto incluye Internet, la inscripción en agencias de empleo, el envío de currículums a reclutadores, la minuciosa revisión de los avisos clasificados, y la consulta a todo tipo de contactos que posean usted o sus familiares cercanos.
Los reclutadores, pueden ser especialmente muy provechosos para los profesionales, gracias a los contactos corporativos que poseen. Existen dos tipos de reclutadores: los comisionistas y los contratados. En el caso de los primeros, la empresa que lo contrate deberá pagar entre un 15 y un 33 por ciento de su salario (por supuesto, en parte se lo descontara de su sueldo).
En el caso de los contratados, será usted quien deberá pagar por sus servicios, de forma adelantada. Estos últimos suelen trabajar en casos altamente especializados, y brindan un servicio personalizado. Los comisionistas, como hemos señalado, no trabajan para el empleado, sino para las compañías que los contratan.
Es posible que no le agrade la idea de tener que pagar a alguien para que le realice una búsqueda laboral. Sin embargo, hoy en día, es vital acceder a una entrevista, puesto que poco se podrá lograr si antes alguien no le abre alguna puerta.
Los sitios de Internet de reclutamiento de trabajo, son una muy buena fuente para la búsqueda laboral. Sin embargo, debe tener en cuenta que al poner su currículum vitae en Internet, está entregando su información personal a un gran número de gente. Por lo tanto, debería revisar con mucho cuidado las cláusulas de privacidad del sitio, para preservar la máximo posible todos los datos que usted brinda.
Uno no es suficiente
Considere enviar su currículum vitae a un gran número de fuentes laborales, de modo que pueda conseguir todas las entrevistas que le sean posibles. Trate de hacer de su búsqueda algo diario.
Cuando envíe los currículums vitae, tome el teléfono del lugar al que los mandó, para llamarlos y cerciorarse de que hayan recibido el envío. Por supuesto, esto no significa ser molesto: una llamada bastará.
Según los especialistas, aquellas personas que estén desempleadas, deberían aceptar la primera oferta que encuentren. Esto es así por dos razones:
a. Siempre hay tiempo para cambiar de trabajo;
b. Cualquier tipo de empleo podrá ampliar su red de contactos, con lo que estará un poco más "adentro" del mercado laboral.
Es una posibilidad que, luego de enviar un gran número de currículums, usted consiga dos ofertas. En este caso, no debería dejar pasar ninguna. Seleccione cuál es la más conveniente, pero dígale a la otra compañía que tiene que finalizar un proyecto pendiente, por lo que necesitará unas tres semanas antes de empezar.
En unos quince días, sabrá si su juicio falló al optar por una de las ofertas. De ser así, llame a la otra compañía, e infórmeles que terminó su proyecto antes de lo esperado, por lo que ya está listo para comenzar el trabajo.
A veces, no es necesario revelar completamente todo sobre su vida laboral. Mencione sólo lo que cree que puede importar al empleador, y trate de no decir aquello que puede llegar a jugarle en contra, como por ejemplo un despido, o el haber realizado una actividad distinta a la de su profesión, por no haber podido conseguir empleo dentro de la misma.
Al negociar el salario, esté dispuesto a llevar las de perder (o, en otras palabras, a pagar derecho de piso, por lo menos en un principio). Si le preguntan por el salario que pretende, dígales que, en primer lugar, usted está interesado por el trabajo en sí mismo. Recién después, háblele sobre los rangos salariales que usted averiguó para trabajos similares. Si evaluó bien esos rangos, no debería tener temor de expresar esas cifras: después de todo, usted no conoce los sueldos o remuneraciones de esa compañía.
En algunos casos, no será mala idea que, 24 horas después de cada entrevista, envíe una carta agradeciendo la reunión, y haciendo sugerencias extras a lo ya hablado: cuando la competencia para un trabajo está muy reñida, estas cartas pueden llegar a marcar la diferencia.