¿QUÉ HACES POR CONSEGUIR LO QUE QUIERES?
En mi opinión, el título de este artículo es una invitación a una reflexión inicial que responda a esa pregunta, pero que derivará, sin duda, hacia otra reflexión aún más importante: ¿Qué es lo que quiero?
Eso es lo que se va a preguntar más adelante quien se atreva con la pregunta inicial. Sugiero matizar y perfeccionar la pregunta porque añadiendo una sola palabra se centra aún más la pregunta y, además, está mejor planteada: ¿Qué es lo que REALMENTE quiero? Para otros será más útil hacer la pregunta de otro modo y para todos será mejor hacer caso a todas las que vayan surgiendo posteriormente... y contestarlas.
NO PUEDES ESFORZARTE POR CONSEGUIR LO QUE QUIERES SI NO SABES LO QUE QUIERES.
Así de rotundo y de claro, por lo que el paso siguiente es imprescindible: responderse. Y para eso hay que averiguar. Investigarse. Profundizar. Dedicar tiempo –todo el que sea necesario y ni un segundo menos- a uno mismo, al autoconocimiento, y eso se empieza a conseguir a través de las respuestas.
Esta tarea ha de ser inaplazable. La calidad del resto de nuestra vida puede depender de responderse, de averiguar lo que uno REALMENTE quiere, de lo que a uno le hace feliz o le satisface, porque si uno lo sabe y fomenta esas cosas –que siempre serán varias y nunca una sola- estará poniendo en su vida más motivos de satisfacción, más alegría y plenitud, más amor y contento. Esto es así.
Uno puede sentir su vida de algún modo vacía porque no le aporta todo lo que espera de ella, o porque cree que las satisfacciones que está recibiendo no son auténticas, o porque sabe que en su interior bulle una inquietud mucho más personal y algo trascendental a la que no está haciendo caso.
Es habitual quejarse y sentirse insatisfecho pero no poner remedio. Y es, por supuesto, absurdo del todo.
A la pregunta de “¿qué es lo que REALMENTE quiero?” no se debe responder con algo tan impreciso como “muchas cosas”, o “dinero”, o “cambiar mil cosas”, sino que hay que ser muy precisos y claros. Y hay que hacérsela a menudo, porque aparecerán más cosas en cada ocasión o serán distintas. Es una pregunta viva.
A la pregunta de “¿qué hago para conseguir lo que quiero?” hay que responderse con honradez, sin excusas, sin auto-engaños, y si uno descubre que no va más allá del pensamiento y del deseo, pero sin poner esfuerzo real, que se replantee su actitud y toda su vida si hace falta. Uno de los peores pecados que conozco es el auto-engaño, mentirse uno sabiendo que se está mintiendo. Me parece imperdonable.
Las cosas no se cambian solas, el destino no nos va a resolver nada –así que no le dejemos esta responsabilidad en sus manos-; la espera de un milagro es una espera con pocas posibilidades de éxito, el futuro está lejos y no está pendiente de nuestros problemas ni le importan… así que… o te lo tomas en serio y lo haces tú, o dentro de unos años seguirás en la queja por lo que no tienes, lo que no eres, y por no haber conseguido lo que ni siquiera sabías que querías. Esto es un buen tirón de orejas para los conformistas y los ilusos.
¿Vas a averiguar lo que REALMENTE quieres?
¿Vas a hacer todo por conseguir lo que quieres?
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
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