AL OTRO LADO DEL MIEDO
En mi opinión, cruzando al otro lado del miedo -donde hay menos dragones y peligros de los que creemos-, se encuentra aquello que quieres, lo que te gustaría poder hacer, lo que tú mismo te prohíbes, lo que aún no has convertido en realidad.
Partimos de una premisa: el miedo no existe. Es una creación mental. Se construye inconscientemente con los pensamientos más negativos, se alimenta en parte de nuestra falta de autoestima o de confianza, lo nutren nuestras dudas y los pensamientos más funestos.
Somos nosotros quienes damos vida al miedo y quienes le damos poder.
Nos asusta tanto ese miedo –que en el 99% de los casos es irracional y sólo se basa en suposiciones- que no nos enfrentamos para depreciarlo o desmontarlo, y nos sentimos impotentes y nos rendimos sin ni siquiera iniciar la batalla. Una cosa es la precaución y otra es el miedo, y esto conviene tenerlo claro.
Su poder reside en que nos roba la energía, la auto-confianza, la seguridad, nos predispone para que estemos convencidos de que siempre perderemos ante él.
Nos amenaza con cosas terroríficas. Nos empequeñece y sobrecoge. Así que no nos vemos preparados para mirarle directamente a la cara, sin preocupación ni temblor, y sólo nos quedamos entristecidos en los deseos que no se van a cumplir por no hacerlos realidad o no intentarlos; nos quedamos frustrados, regodeándonos dolorosamente en lo que podríamos conseguir si no le diésemos al miedo tanta autoridad para dejarnos quietos.
Renunciamos sin intentarlo. Y es una lástima. Es una lástima que se quedan tantas cosas sin realizar, tantos cambios sin iniciar, tantos proyectos muriéndose en la inmovilidad y sin llegar a ver la luz.
Y mientras que nos quedamos en esta orilla, encogidos, temblorosos, acobardados, al otro lado del miedo se encuentran nuestros sueños y deseos, lo que nos gustaría, la luz, el otro futuro…
Al otro lado es a donde tenemos que ir. Obviar la apariencia con la que se nos amenaza y hacerlo. O, por lo menos, probar a hacerlo. Aunque mejor, hacerlo. Conviene prepararse, hacer un buen plan, reunir todo el arrojo y dejar todos los impedimentos bien encerrados para que no intervengan.
Hay un truco que se puede usar cuando uno se enfrenta a un miedo. Es aclarador y consolador hacerse esta pregunta y darse la respuesta que le corresponde: ¿QUÉ ES LO PEOR QUE ME PUEDE PASAR SI LO HAGO?
Lo peor que nos puede pasar siempre es menos grave que lo que CREEMOS que nos puede pasar.
Si lo observamos con objetividad veremos que los miedos son etéreos, que sólo viven en la parte más negativa y menos objetiva de la mente. Que no existen. Que son solamente suposiciones negativas y pesimistas.
Así que… ¿para qué dar tanto poder a algo que sólo se sostiene en la mente?, ¿para qué permitir que algo que es posible que nunca llegue a suceder nos acobarde tanto como si realmente hubiese sucedido?
Ser valiente no es no tener miedo, es tener miedo y seguir avanzando.
Sé valiente y cruza al otro lado.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
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