Concentra (y reduce) la orina
Las personas que no fuman eliminan entre 0,9 y 1,8 litros de orina al día; pero esa cifra se reduce considerablemente en el caso de los fumadores. Es debido a que la nicotina actúa sobre la zona del cerebro denominada hipotálamo haciendo que se libere mayor cantidad de una hormona anti-diurética, que frena las ganas de ir al baño. Y esa orina más concentrada (y esas menores idas y venidas al baño) hace que las mujeres fumadoras sean más propensas a tener infecciones urinarias.
Provoca enfermedades… ¡en nietos y biznietos!
Las fumadoras deben saber que dejar de fumar delante de los seres queridos no basta para evitarle los males del tabaco. Un estudio americano reciente asegura que la nicotina provoca cambios en el ADN de los descendientes y que el efecto del tabaco se nota hasta en la tercera generación de la fumadora, haciéndoles más vulnerables ante determinados trastornos, como el asma o las alteraciones de testículos y ovarios.
Pierdes el gusto por la comida, y el apetito.
Adormece las papilas gustativas. Ése es otro de los efectos del tabaco, que se conoce desde los años 60 pero que pocos estudios han analizado. A través de las investigaciones que sí han seguido el tema se sabe que el tabaco tiene ese efecto porque altera el riego sanguíneo que llega a esas áreas sensoriales de la lengua. De ahí que muchos fumadores acaben recurriendo a preparaciones muy especiadas para notar el sabor de los alimentos.
Según dio a conocer en su momento la prestigiosa revista Science, la nicotina activa una zona del cerebro que suprime el hambre. Los científicos advierten que no se debe “utilizar” el tabaco para perder peso, ya que las consecuencias de este hábito son mucho peores que los dos o tres kilos que, a veces, se adquieren al dejarlo. Lo que sí puede resultar oportuno es que, junto con la terapia de deshabituación, el terapeuta o médico que ayude al ex fumador aporte consejos para no engordar.
El tabaco modifica tu cerebro
De momento los estudios solo se han hecho en ratones, pero se sospecha que el comportamiento en humanos sea muy similar. Cuando el consumo de tabaco es importante (más de 5 o 6 cigarrillos al día) y dilatado en el tiempo, el cerebro sufre algunas modificaciones que favorecen que esa persona sea más proclive a probar otras drogas, como la cocaína. En medicina a este hecho se le conoce como la teoría de la progresión de las drogas.
Los fumadores sienten más dolor
Lo descubrieron investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC): la nicotina activa un receptor –TRPA1– directamente relacionado con las inflamaciones y el dolor. Ese receptor se encuentra en las terminaciones nerviosas de la piel y eso podría explicar por qué muchos fumadores soportan peor el dolor o, lo que es lo mismo, tienen una mayor sensación dolorosa e incluso se quejan más de dolores musculoesqueléticos.
Aumenta el riesgo de diabetes
Sobre la nicotina pesa otra importante sospecha: puede aumentar los niveles de azúcar en sangre porque interfiere en la manera cómo la glucosa se une a las proteínas del organismo. Y eso es especialmente negativo si ya se es diabético porque, en ese caso, el tabaco incrementa aún más el riesgo de padecer trastornos de salud muy serios, como la pérdida de visión, el fallo renal o el infarto de miocardio o cerebral.
La nicotina es a la vez estimulante y relajante
Se le denomina, por ello, sustancia bifásica. Por un lado, algunos fumadores aseguran que el tabaco les ayuda a mantenerse activos y a concentrarse y que, cuando intentan dejarlo, les cuesta aprender y memorizar. Eso es una consecuencia de la estimulación que produce en el Sistema Nervioso Central (también actúa sobre el Sistema Nervioso Autónomo). Por otro lado, afirman que les tranquilizan y les ayuda a enfrentarse al estrés.
Reduce la concentración de alcohol en la sangre
Aunque alguno pudiera pensar que esto es positivo, lo cierto es que el alcohol no perjudica menos de esa forma. Incluso puede darse el efecto contrario, ya que –al notar más tarde sus efectos– muchos fumadores beben más cantidad porque consideran que no les está afectando. Internamente, sin embargo (y aunque adquieran esa mayor tolerancia al alcohol), el daño que reciben los órganos es el mismo.
Provoca cáncer de vejiga
Normalmente se ha asociado el consumo de tabaco al cáncer de pulmón, pero hay otro órgano que sufre especialmente con las sustancias contenidas en cada cigarrillo: la vejiga. Y parece ser que en las mujeres fumadoras ese órgano es especialmente vulnerable al efecto de la nicotina. Eso se debe a que los cigarrillos actuales contienen, al parecer, más cantidad de una sustancia carcinógena –la betanaftilamina– que ataca directamente a ese órgano.
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