El beso es una de las partes más importantes del acto sexual y los datos lo confirman: la mayoría de las personas somos capaces de rememorar el 90% de los detalles de nuestro primer beso, quedando esta experiencia grabada en nuestro recuerdo por delante de la primera vez. Recientes investigaciones han confirmado que se puede aprender a besar.
La piel de los labios es cien veces más sensitiva que la que recubre las yemas de los dedos. El acto de besar ha tenido tanta importancia a lo largo de la historia que hasta existe una ciencia que nos adentra en el estudio de los besos, su origen, tipología y evolución: la filematología. Según la corriente freudiana el impulso vital primario es la succión y la boca sería el primer lugar donde se despierta el deseo sexual. En el romance la acción de besarse no solo activa los mecanismos del placer, sino que potencia la intimidad y estrecha los lazos entre los miembros de la pareja.
EL ARTE DE BESAR
Pese a que en el caso de los besos la práctica, sin duda, es la que puede hacer al maestro, algunos teóricos han dedicado parte de su bagaje y sabiduría al estudio del tema. William Cane, autor de “The Art of Kissing”, ha elaborado una suerte de manual traducido a 16 lenguas y publicado en 18 países que contiene pequeños trucos, apoyos emocionales, clases de besos que más gustan a hombres y mujeres de todo el mundo y técnicas para vencer la ansiedad que nos puede producir el enfrentarnos a un primer beso. En su tratado “La ciencia de besar” Sheril Kirshenbaum desarrolla interesantes teorías acerca de esta saludable acción. La valiosa información de estos dos autores, que ha servido a personas de todas las edades a mejorar su técnica amorosa, podría resumirse en unas cuantas claves:
Besar es cuestión de química. La oxitocina, conocida como la hormona el amor, la dopamina, que es la responsable del deseo, y la serotonina, un neurotransmisor relacionado con el enamoramiento, se elevan hasta límites insospechados cuando besamos a otra persona.
Pensar antes de actuar. Al recrearnos en lo que nos gustaría que pasase estamos fomentando la motivación. Cuanto más imaginemos la situación de manera anticipada en nuestra cabeza más disfrutaremos cuando llegue el momento.
Rosa beso. (para ellas) El hombre se sentirá atraído por unos labios jugosos, suaves y con un tono rosado o rojizo. Un punto de rubor y el grado justo de hidratación se convertirán en el mejor atractivo de tu rostro.
Todo es un juego. A la hora de poneros en acción, puedes echar mano de la imaginación para añadir un extra de morbo. Utiliza las manos para acariciar el rostro mientras os besáis, introduce un dedo en la boca de tu pareja o véndale los ojos antes de entrar en contacto con sus la labios.
El beso es salud. Está demostrado que besarse disminuye la presión arterial, minimiza el stress y provoca sensaciones de confianza y bienestar entre quienes lo practican.
Sin prisas. Piensa que tenéis por delante todo el tiempo del mundo. Recréate en cada uno de los momentos, puedes empezar cubriendo sus labios con números besos superficiales, luego mordisquea con suavidad la piel de los labios e introduce la lengua muy poco a poco.
EL PREÁMBULO IDEAL
Seguro que has oído hablar de la importancia del “antes” en las relaciones íntimas. El cuerpo del hombre y el de la mujer no suelen excitarse con la misma rapidez y los preámbulos se convierten en el aperitivo perfecto. Además, gracias a estos juegos potenciareis la intimidad y tendréis una perspectiva más amplia de la sexualidad de la otra persona. No es casualidad que en el Kamasutra se detallen más de 30 formas diferentes de besar que van desde el beso broche (atrapar los labios de tu pareja con los tuyos e introducir suavemente la punta de la lengua), el beso palpitante (besos ligeros alrededor de los labios y sobre ellos) o el mordisco de jabalí (se trata de una serie de sexys mordiscos que se hacen en el hombro y que dejan pequeñas huellas una junto a la otra).
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No vayas por donde el camino te lleve,
ve por donde no hay camino, y deja huella.