A Chávez lo exprimieron hasta el final
SOBRE LA MARCHA
Por ELIDES J. ROJAS L.
20.12.2012
12:05 PM
No se trata de especulaciones o rumores. Dos o tres informantes extraoficiales dan datos sobre la salud de Chávez y de cómo enfrenta la gravedad por estos días en manos de la medicina cubana y una especie de ONU médica: españoles, rusos, brasileños y hasta un venezolano en el combo. Las plataformas son los medios tradicionales y, claro está, Twitter.
De esa gran corriente de información oficiosa, se puede concluir en que la situación del presidente es bastante complicada en términos de salud y, por lo que se oye y observa en Venezuela, también políticamente. Los informantes, médicos, periodistas, abogados y militares, a decir verdad, no se han pelado desde mediados del año pasado, siempre en medio de los desmentidos del gobierno, la poderosa campaña de propaganda del chavismo para aparentar normalidad y de las apariciones de Chávez que siempre generaban dudas entre quienes habían asumido que efectivamente estaba enfermo. Esa verdad oficiosa corrió en paralelo a la verdad oficial. Y, a estas alturas, está ganando la verdad oficiosa. La tantas veces desmentida. Sí está enfermo y está grave.
Esta vez no necesariamente hay que creerles a los informantes. Basta observar cómo está manejando el chavismo la situación, especialmente después del triunfo en octubre. El chavismo ganó y eso era todo lo que querían. Claro que detrás siempre han estado los cubanos, los vividores de mayor tradición y experiencia en el mundo. Chávez gana después de un gran esfuerzo físico, apareciendo muy poco, con su carroza, con una operación fraudulenta de dimensiones escandalosas y pegando brincos con los cantantes tarifados. "Ese está más sano que yo", era lo que decía la gente. "Ese no está enfermo nada", era otra de las más sonadas. Misión lástima en acción. Y efectivamente había mucho de eso, pero de lo otro también. Y ahí está la tremenda estafa al país, la tremenda inmoralidad de Chávez, su clan y los cubanos. Engañaron al país haciendo creer que Chávez estaba sano o medianamente enfermo para ganar tanto las presidenciales como las elecciones de gobernadores a punta de esperanzas y amor hacia una persona que luchaba por su vida a favor de los más pobres.
Así es como llegamos a estos días oscuros en los que el gobierno va soltando pedazos de verdad, piquitos de verdad cada día. Entre los lloriqueos de Maduro, la voz engolada de Villegas y los gritos amenazantes de Diosdado Cabello van soltando todos los días, uno o el otro, un bocado de la situación del jefe y asoman parte de lo que ya tenían planificado. El problema claramente es cómo anunciarle a los chavistas de base, a la masa enamorada de su líder, que el hombre, el titán no estará más y que de repente ni puede asumir otra vez en el cargo para el que todos votaron a empujones, en moto, montados en carros de Pdvsa y autobuses, a realazos. Un voto perdido. Un voto bajo engaño. Y el clan chavista lo sabía. Chávez pedía votar por él durante su campaña y en realidad estaban votando por sus amigotes y por los cubanos. Nunca por Chávez. Ya Chávez sabía, junto a los otros, que estaría fuera en poco tiempo.
Igualmente en la campaña para elegir gobernadores. Los candidatos verdaderos y los impuestos desde Caracas pedían votar por ellos, pues era como votar por Chávez. Otra mentira. Ellos también sabían que Chávez estaba ya en retiro y tratando de salvar su vida. En realidad exigieron al pueblo votar por su bienestar, por mantenerse en el poder, por seguir montados en el coroto y sacando real. Los cubanos también.
Todos usaron a Chávez. Se lo vivieron. Lo explotaron hasta el final. Lo exprimieron sin contemplaciones. Por eso Diosdado decía ayer: seguiremos gobernando les guste o no les guste.
El cuento del preservativo. Lo usaron y lo botaron. Lo peor es que él se dejó con gusto.
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