COMO SE APRENDE A SER UNA VERDADERA MUJER
Estudiando atentamente la naturaleza. Pero antes tienes que conocerte y aceptarte quién eres en verdad. Tendrás que ser tu misma, si, tú misma y nadie más.
A menudo construimos nuestra vida recogiendo los pedazos de la existencia de los otros. Con estos trozos vamos tejiendo una manta para cubrirnos delante de los demás. Esto nos vuelve infelices.
La verdadera mujer se descubre en su verdad y sigue su camino plenamente consciente de Sí misma.
Son muchas las mujeres que intentan aparecer por aquello que no son y pocas las que toman tiempo en auto indagarse y descubrirse.
La naturaleza te ha donado un cuerpo y un alma en los cuales reside el espíritu. Sólo tú como mujer y ningún otro fuera de ti tiene el derecho de cambiar tu vida.
En el momento en que te descubras a ti misma te encontrarás en el camino que te transformará en una verdadera mujer.
El arma más potente de una mujer es su energía interior que la protege tanto a ella como a todos los que ama. Es por esta razón que tendrá que aprender a descender a su mundo interno: solamente cuando descubra su verdadera esencia podrá usar toda su energía interior.
Un hombre cercano a una verdadera mujer se diviniza. Para descubrir los misterios de la divinidad el hombre debe penetrar en el corazón de la mujer porque la Pachamama quiere sólo aquello que la mujer desea.
Si la Pachamama es amor, también la mujer lo es. El hombre debe considerar a la mujer como la versión de la naturaleza creadora cuya moral se basa en el respeto por la vida.
Antiguamente para aprender a ser una verdadera mujer era necesario recibir una iniciación. Tenía que entrar sola en el Templo del Puma y permanecer 7 días y 8 noches.
Recostada sobre una piedra, conocía y saboreaba la verdadera soledad. En la oscuridad más absoluta afrontaba su miedo a lo desconocido e inmersa en el silencio más impenetrable buscaba conocer su verdadera naturaleza. Era una batalla muy difícil.
Ahí, donde no percibía el más mínimo ruido, comenzaba a escuchar los sonidos emitidos por su cuerpo: los latidos de su corazón, los sonidos sordos de los pulmones, del hígado, del páncreas, del intestino, del estómago, de los ovarios...
Cada órgano entonaba su propia música: sonidos nunca antes escuchados. En aquél retiro absoluto, a través de la meditación, la reflexión y el análisis de toda su vida, la mujer vencía sus propios temores para averiguar quién era verdaderamente y para qué había venido a la tierra.
Ahí dentro era asaltada continuamente por dudas y temores: debía aprender a tener fe, porque quien no tiene fe en sí mismo está perdido.
La mujer que conoce la armonía mantendrá la serenidad también en los momentos más difíciles; sus ojos reflejarán la pureza de su alma y se iluminarán de su belleza interior, aquella que nunca se deteriora.
Existe una profecía según la cual la tierra al comienzo del tercer milenio sufrirá profundos cambios. Llegará el momento en el cual el espíritu femenino se despertará de un letargo de más de cinco siglos para dar origen a un mundo de paz y armonía.
La salvación de la humanidad está en manos de la mujer quien tiene que volverse verdadera para poder encontrarse con otras mujeres y unidas salvar la tierra…
Hernán Huarache Mamani
Hernán Huarache Mamani es el último heredero de una antigua generación de curanderos andinos.