El cometa de Dios.

Me siento regocijada y con alimento suficiente
Pues al quedarme en silencio, para limpiar mi inconciente,
Para sacudir mi alma, para volver a ser gente,
Integra, digna, pura, de cuerpo y de mente,
Me encontré con la dicha de saberte...de tenerte,

Ahí, justo al alcance de mi mano, donde todito se siente…
Sentí tu calor en mis manos, tu mirada fue tan fuerte
Como si dos rallos de sol, brillante e incandescente,
Con su fuego y su calor quemaron brillantemente,
Toda atadura, limitación, y eso, que no me dejaba verte,

OH, gracias Dios mío, gracias por poseerme,
Tanto que te busque, tanto que te llore, tantas suplicas…
Pensando que me habías olvidado…
y quien había olvidado era yo!

El cuerpo es un don sagrado, es la casa del alma…es la casa de Dios!
Esa que saturamos de tantas cosas vacías, egos inútiles, días y días…
Y te estrechamos tanto tu espacio, por eso nos cuesta verte.

Ya limpie mi casita, bote lo que no te gusta…y que trancaba mi suerte.
Odios, rencores, recuerdos dolorosos, vacíos, viejos amores,
Hasta el dolor de la muerte.

Me siento plena y agradecida, a toda esa gente,
Que me ayudaron a escribir mi historia, a ser alumna y solamente…
Un papagayo a la deriva, a la deriva de la suerte.

Pero la felicidad más grande, fue saber
Que quien guiaba, mi papagayo eras tu! y el hilo del que pendía
Un hilo de plata infinita de luz…

Por eso nunca caí completamente
y si mi destino esta en tus manos..Para que quiero más suerte,
Vuelo libre y ahora liviana, le corte la cola pesada
Que no me dejaba volar libremente!

Ahora lo veo todo, soy libre, pero pendo de ti,
Tu el mas grande de todos, mi maestro, mi guía
El amor que me ilumina en una esfera celeste,

Ese que lo llena todo, soy libre, soy alegre…
Te veo, te siento y me siento libremente
Corro a los cuatro vientos, ya nada me detiene


Señor,
Humildemente, soy tu cometa de luz
Para alumbrar, a quien aun sombra tiene,

Soy tijera que corta,
La pesada cola de pesadumbres, que no los deja volar libremente,


Soy un eslabón de cometas,
Para formar la cadena, una cadena muy fuerte
De luz infinita y amor puro, amor que viene del vientre,
De la tierra, de los mares, de este viento que nos guía y de la energía del sol.
De estas dadivas sagradas que nos ha dado nuestro Dios,

Gracias padre, gracias madre
Gracias por sostenerme y gracias por dejarme libre.
Sin cortar el hilo de plata que junto a ti me mantiene,
Gracias porque desde aquí, veo cuantas riquezas tienes,
Para darnos a montones, que reino tan maravilloso
OH amado cuantos dones, para llenar nuestra alma de gozo
Y nuestro amor de bienes.

Por Verónica M. Pérez M.
Un encuentro con la paz
16-04-2009