La magia celta es la figura central de los druidas quienes eran individuos que se destacaban por su cultura y sus conocimientos filosóficos, médicos y astronómicos y se dedicaban a las prácticas de magia blanca; los druidas representaban un real casta intelectual.
Todos los conocimientos que los druidas manejaban acerca de la magia celta, eran transmitidos únicamente de un individuo a otro sin utilizar ningún tipo de documento escrito, es por ello que muchas veces resulta tan difícil determinar las características de las prácticas de magia celta. El único material oficial del que se dispone es de las antiguas crónicas romanas ya que el imperio romano se dedico a reprimir todo tipo de práctica que estuviera relacionada con la filosofía druida y la magia celta, con la afirmación de que las mismas representaban una amenaza para la sociedad y la cultura romana. Posteriormente, con la llegada del cristianismo, la magia celta se extinguió casi por completo.
La interpretación de la naturaleza era uno de los pilares más importantes dentro de la magia celta, que a su vez, comprendía técnicas adivinatorias basadas en los vuelos de diferentes aves, pero a pesar del respeto y devoción que este tipo de magia guardaba por la naturaleza, se cree que existían ciertos rituales que implicaban el sacrificio animal y humano. Por otra parte Las creencias con las cuales se practica en la actualidad la magia celta (a pesar de que como dijimos anteriormente la misma se encuentra caso extinta) están directamente vinculadas con la Tierra y los seres elementales, los cuales constituyen a la propia esencia de la naturaleza, incluyendo los cuatro elementos principales: tierra, fuego, aire y agua. Teniendo esto en cuenta podemos decir que la magia celta actual tiene mucho en común con la magia Wicca ya que en ambos casos la Tierra y la naturaleza son objeto de devoción.
Además, los practicantes suelen enfocarse en muchas propiedades curativas de plantas, piedras y en el uso de los flujos energéticos provenientes de la tierra además de los lagos, los ríos, las formaciones rocosas y los árboles. Pero en la magia celta, los objetos principales de devoción son: la Gran Madre, La Madre y las Diosas Guerreras quienes suelen reflejar una igualdad en el polo femenino y masculino. Un practicante de la magia celta suele disponerse a utilizar las magias de las plantas y la hierbas como también de las piedras y las gemas; es importante que respete los poderes de los seres elementales como así también de cada uno de los elementos en el momento en que solicitan su ayuda; además es importante que todo practicante de la magia celta, conozca todas las maneras de comunicación con los espíritus de los dioses antiguos.
Teoría, principios y filosofía de la magia celta
Una de las leyes principales que rige a la magia celta es que todo aquello que aparenta ser imposible es posible, siempre y cuando se le de el respeto que se merece. Es importante que cualquier persona que decida llevar a cabo alguna práctica relacionada a la magia celta desarrolle y cultive la espiritualidad ya que la misma representa una gran ayuda para lograr entrar en contacto con el mundo espiritual. El principio fundamental de la magia celta es el equilibrio ente los espiritual y lo supremo, lo material y lo físico ya que uno depende enteramente del otro. Los brujos o magos celtas deben aprender a manejar cuatro poderes que representan ciertas normas muy antiguas de la iniciación en esta práctica las cuales consisten en “saber”, “querer”, “atreverse” y “permanecer en silencio”.
En el último caso debemos destacar el hecho de que para todo aquel que practica magia celta el silencio es muy importante ya que esto evita que aquellas personas que se sienten curiosas y tienden a hacer juicios sobre este tipo de prácticas. Por otro lado, cuando los brujos de la magia celta necesitan mantener un cierto equilibrio, suelen contar con esos cuatro poderes que a su vez, se encuentran relacionados a los cuatro elementos: el saber se relaciona con el aire; atreverse con el agua; el querer con el fuego y guardar silencio con la tierra, aunque es importante destacar que según la magia celta existe un quinto elemento: el espíritu, ya que el mismos habita en el interior de todos los seres y los objetos.