Cosquilleo en el estómago, manos temblorosas, calor en los pómulos, risa floja, inapetencia, insomnio, despiste... Sin duda, el amor ha llamado a tu puerta.
Muchos dicen que es pura química. Cuando pronunciamos tal afirmación no medimos la realidad de la misma. Los científicos han querido demostrar hasta que punto la química y el amor están unidos. Las conclusiones son más que interesantes. Sin duda, hay química de principio a fin.
ENFERMO DE AMOR:
Muchos psiquiatras expertos consideran que las personas enamoradas sufren una enfermedad. En concreto, dicen que se trata de un trastorno obsesivo compulsivo, como el que padecen los sicóticos.
Ambos estados están asociados a bajos niveles de serotonina, que es una sustancia química que ayuda al ser humano a enfrentarse con situaciones estresantes. Así, el amor, en un pequeño paso, se convierte en una obsesión.
La otra persona se idealiza hasta puntos insospechados y el "enfermo" llega a hacer locuras, que tiempo después, él mismo reconocerá como irracionales.
A PRIMERA VISTA:
Las feromonas son productos químicos volátiles que libera el cuerpo humano a través de los poros de la piel y, también, del aliento. Un grupo de expertos es partidario de una teoría que dice que existen evidencias de que los seres humanos se pueden comunicar con señales bioquímicas inconscientes.
Es decir, las feromonas son capaces de transmitir señales de interés sexual. Los que defienden esta teoría afirman que sus postulados explican el amor a primera vista. Dos personas desconocidas, se ven, se miran, y surge la pasión. El flechazo, según ellos, está ya explicado. No se trata pues de amor a primera vista, sino amor a primer olfato.
COMPLETAMENTE ENAMORADOS:
Cuando se está enamorado, entre 6 y 20 partes del cerebro se muestran inactivas, y además, el flujo sanguíneo es mayor que en un estado normal. Estas fueron las conclusiones obtenidas de un estudio realizado por el neurólogo inglés, Andreas Bartels, miembro del University College de Londres.
17 estudiantes, hombres y mujeres, se sometieron a una resonancia magnética para medir su actividad cerebral mientras pensaban y veían fotos de sus parejas. Para comparar este estado con el normal, luego hicieron la misma prueba mientras hablaban de amigos y veían fotos de desconocidos.
Mientras los jóvenes hablaban de sus parejas, disminuía la actividad de otras partes del cerebro. Sorprendentemente, destacaban las áreas de la depresión y el desánimo.
CUANDO LA PASIóN TERMINA:
La pasión entre dos personas acaba. Siempre parecen tener la culpa las reuniones nocturnas en el trabajo, las viejas amigas, la televisión... Pero, en realidad, hay una explicación química.
Según un estudio de la Universidad de Cornell en Nueva York, los seres humanos estamos programados biológicamente para sentir la pasión entre 18 y 30 meses. Una vez finaliza este periodo, la pasión decae, hasta dejar de existir. Sin embargo, este tiempo es suficiente para conocer a la persona, incluso para casarse con ella y tener descendencia.
La dopamina, la fenilatilamina y la ocitocina, son los culpables de que el amor surja, pero también de que acabe. Estos productos químicos se encuentran juntos en el cuerpo humano sólo cuando empieza el amor, es decir, el coqueteo.
Con el tiempo, el organismo se hace resistente a sus efectos, y la atracción hacia la otra persona va despareciendo. Así que, quedan dos opciones:
La separación de la pareja, o la habituación a otras formas más suaves de amor.
uN