Btina Super Moderadora
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| Tema: Mujeres en su segundo aire Dom 07 Ago 2011, 5:14 pm | |
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Seguramente te has enterado de historias de mujeres que aún teniendo aparentemente todo: dinero, poder, gloria, fama, popularidad, etcétera, se dan a la perdición. Caen en un estado de desesperación que incluso les lleva a atentar contra su vida directamente a través del suicidio u optan por una muerte lenta, como lo puede ser el consumo de sustancias nocivas y otras conductas autodestructivas o permanentemente riesgosas.
Ante esos casos, uno se pregunta ¿qué pasó? ¿Qué fue lo que la vida no le dio o ella no se supo allegar para terminar deliberadamente con su vida? En cambio hay mujeres que aún en el fracaso tiende hacia la plenitud. Sus errores, pérdidas o traspiés de la vida, les dan el impulso para darle un nuevo sentido a su vida y entonces hacen de su adversidad, una oportunidad de triunfo. Son seres valiosos que en el peor de los momentos no se han desesperado. Han confiado en que siempre hay que ver el día de hoy con esperanza hacia el porvenir.
De modo que no es relevante si te encuentras en el “éxito” o en el “fracaso”, lo que es realmente importante es qué sentido le das a ese estado que vives y en ambos casos puedes tender hacia la plenitud o hacia la desesperación, y eso, cada quien lo elige. A veces lo que hace faltar es perdonar. El perdón es un acto supremo del espíritu, es comprender al otro desde su más humana falibilidad y entender que el rencor y el resentimiento a quien más dañan es a quien experimenta estas emociones de baja vibración.
El perdón no humilla sino engrandece, el perdón ennoblece y desplaza al orgullo, el perdón libera y permite conocer una parte de Dios, porque Él nos perdona, nos entiende y nos sigue dando su amor, ya que es incondicional y no tiene límites.
Existir en el presente con una actitud de perdón hacia quien nos ofendió, pero también hacia nosotros mismos y a quienes tienen que perdonarnos por el daño que le hemos hecho, es despojarnos de uno de los lastres que más pesan y lastiman si se quiere vivir el momento presente en libertad.
Tomar la oportunidad de un segundo aire es también comprender en qué momento de la historia de tu país y de este mundo, estás parada. Y eso le puede dar a tu vida un significado muy especial. Tu tiempo no es el mismo que el de hace tres siglos en que los casos de mujeres que se atrevían a participar en sociedad fuera de sus casas eran realmente contados. Tu tiempo no es el de hace mil años en que –mucho peor- se cuestionaba si la mujer realmente tenía alma. Y tampoco es el tiempo en que las mujeres no podían participar democráticamente en nuestro país, si siquiera con su voto, hace tan solo sesenta años. ¿Qué demandan estos tiempos de nosotras las mujeres?
El mercado laboral femenino ha crecido muchísimo, hoy encontramos mujeres colaborando con su esfuerzo y talento en las empresas, en el campo de la investigación, en todas las profesiones, al mismo ritmo que los hombres. Sin embargo, a diferencia de ellos estamos comprendiendo que no hay que competir con las cualidades naturales de ellos, sino con las nuestras.
Es fundamental que la mujer no pierda esa magia, esa femineidad, ese poder amoroso que puede volver mejor todo lo que toca. Con su manera de ser, lo puede y contactando su esencia sagrada, así la mujer puede transformar al mundo. Estoy convencida de ello.
Nuestro tiempo nos ha traído muchas comodidades y ventajas que nos facilitan enormemente la vida pero también esta época trae sus propias neurosis. Las adicciones, la violencia, la depresión, la frivolidad, el fanatismo, los falsos valores y estímulos y la confusión en la que estamos metidas, que a veces nos impide ver claramente donde está lo que realmente vale, pero que a nuestro -pesar podemos soportar si nuestra vida tiene sentido.
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