Yo aprendí...
Que no puedo exigir el amor de nadie.
Apenas puedo dar pocas razones para que gusten de mí, y he de tener paciencia para que la vida haga el resto.
Aprendí...
Que a pesar de que ciertas cosas puedan ser importantes para mí, hay personas a quienes no le interesan, y jamás conseguiré convencerlas.
Aprendí...
Que puedo pasar años construyendo una verdad, y que puede ser destruirla, en apenas unos segundos.
Aprendí...
Que lo malo que pude haber hecho en un instante, tengo que responder por ello, el resto de mi vida.
Aprendí...
Que por más que un pan se corte en rebanadas, este pan continúa teniendo dos caras, lo mismo se aplica para todo lo que cortamos de nuestro camino.
Aprendí...
Que tardaré mucho en transformarme en la persona que quiero ser, y debo tener paciencia.
Aprendí...
Que si me lo propongo, puedo trapasar los límites, que yo mismo me coloqué.
Aprendí...
Que tengo que escoger, entre controlar mis emociones, o ser controlado por ellas.
Aprendí...
Que perdonar exige mucha práctica; y aprendí también que hay mucha gente que me aprecia, pero que no consigue expresarlo, o seré yo que no se apreciarlo.
Aprendí...
Que los valientes, son personas que hacen lo que creen que deben hacer, independientemente del miedo que sientan.
Aprendí...
Que en los momentos más difíciles, la ayuda vino justamente de la persona, que yo menos me lo esperaba.
Aprendí...
Que jamás puedo decir a un niño, que sus sueños son imposibles.
Sería una tragedia para el mundo, si llegara a convencerlo de ello.
Aprendí...
Que puedo estar furioso, pues tengo el derecho de irritarme, pero no tengo el derecho a ser cruel, sobretodo con aquellos, a quienes quiero, o me quieren.
Aprendí...
Que no es suficiente ser perdonado por los otros; pues debo de aprender a perdonarme yo primero.
Aprendí...
Que no importa cuánto esté sufriendo mi corazón, el mundo no se detendrá solo por causa de eso.
Aprendí...
Que las circunstancias de mi infancia no son responsables de lo que soy, soy como soy, por los caminos que elegí siendo adulto.
Aprendí...
Que cuando dos personas discuten, no quiere decir, que se odien.
Y cuando dos personas no discuten, no significa que estén de acuerdo.
Aprendí...
Que por más que quiera proteger a mis hijos, ellos sufrirán y yo también sufriré, pues eso forma parte de la vida.
Aprendí...
Que mi existencia, puede cambiar para siempre en unos momentos, por causa de personas desconocidas.
Aprendí...
Que la palabra "amor" pierde su sentido, cuando es usada sin criterio.
Aprendí...
Que ciertas personas se van para siempre, pase lo que pase, o hago yo lo que haga.
Aprendí...
Que las demás personas no siempre tienen que pensar como yo, ellas tendrán sin duda sus propias opiniones, aunque yo nos las comparta.
Aprendí...
Que aunque yo esperara mucho de una persona en particular, (mi hijo David) esa persona puede estar mal informada de los hechos, y por ello tener una visión de la realidad distordionada, y no por ello, yo tengo que juzgarlo de modo y manera diferente a la mia.
Aprendí...
Que un título colgado de la pared, no me hace mejor, más respetable, o más sabio que los demás.
Aprendí...
Que es difícil trazar una línea entre ser amable, no herir a las personas, y saber luchar por las cosas en las que creo.
Y sobre todo Aprendí... que debo de seguir APRENDIENDO.
Luis Francisco Padilla.
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No vayas por donde el camino te lleve,
ve por donde no hay camino, y deja huella.
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Vie 07 Mayo 2010, 6:39 pm