TODAS LAS PERSONAS MAYORES NOS CONVERTIMOS EN FILÓSOFOS.
En mi opinión, y opino como la persona mayor que ya soy, a medida que uno se va llenando de años y de experiencia, inevitablemente va sacando sus propias opiniones y conclusiones acerca de asuntos tan importantes como la vida, la muerte, la amistad, la familia, el amor, etc. O sea, uno se va convirtiendo en un pequeño filósofo.
Esto es filosofía según el diccionario: “Conjunto de saberes que busca establecer, de manera racional, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano”. También da otra definición que es más comprensible: “Manera de pensar o ver las cosas”. Y esto quiere decir que TODOS podemos ser filósofos porque TODOS tenemos nuestra “manera de pensar o ver las cosas”.
A medida que uno se hace mayor parece que tiene algunas cosas más claras y se siente con la capacidad y la necesidad de compartir su filosofía de la vida, o sea eso que ha ido aprendiendo con el paso del tiempo y con sus propias experiencias agradables o fatídicas.
Cada uno somos un filósofo en potencia –sensato o de poca calidad- con descubrimientos importantes en nuestro vivir o con una filosofía personal básica… pero propia.
Cada día aprenden algo los que están atentos a aprender. Defiendo la teoría de que cada persona tiene la obligación de crear su propia filosofía religiosa, política y de la vida cotidiana. Cada uno tiene que aprender personalmente y por experiencia propia y después reunir sus aprendizajes para la construcción de su propia escala de valores, de sus principios, de su personalidad y carácter, y de su presente y futuro.
Filosofar es “meditar, hacer soliloquios”. Meditar es pensar atenta y detenidamente sobre algo. Soliloquio es una reflexión interior o en voz alta y a solas. La reflexión interior ha de ser el acto de resumen y cierre tras cualquier experiencia en la que participemos. Confucio decía que “oír o leer sin reflexionar es una ocupación inútil”.
A estas alturas todos sabemos que lo importante no es lo que nos pasa sino lo que hacemos con lo que nos pasa. De modo que si con las experiencias dolorosas o aparentemente negativas no hacemos otra cosa que quejarnos o maldecir, pero no nos entretenemos un momento en reflexionar –con todas las preguntas y desde todos los puntos de vista que se nos ocurran- sobre lo que acaba de suceder, habrá sido inútil y muy posiblemente más adelante se nos repita nuevamente la experiencia puesto que no hemos aprendido lo que nos quería enseñar y teníamos que aprender.
Las personas mayores, cada una en la medida de sus posibilidades, somos filósofos a los que conviene escuchar. Tras la profundidad o la candidez de lo que decimos hay una experiencia, hay una reflexión que ha surgido tras habernos dado cuenta de algo, hay una sabiduría básica o profunda; hay un material del que se puede aprender mediante la escucha atenta a lo que decimos aunque aparente ser muy simple. Conviene escuchar a las personas mayores cuando pretendemos transmitir el legado de nuestros conocimientos. Siempre hay que escuchar, por respeto y por posible interés; si algo es útil se aprovecha y se integra y si no es útil… se dan las gracias educadamente y ya está.
Tú, tengas la edad que tengas, también eres un filósofo. Cuida tu filosofía y hazla grande y sensata.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Yo he hecho mi trabajo escribiéndolo con la intención de que le sea útil a alguien. Le pido que ahora haga su aportación difundiéndolo entre sus amigos o en sus grupos. Así también tendrá su parte de mérito en lo que pueda aportar a otros y recibirá su recompensa. Gracias.