¿QUÉ ES VIVIR?
En mi opinión, esta pregunta –una de las más complicadas de responder de todas con las que me he encontrado- no es una de esas cuestiones que haya que dejar para que los grandes filósofos teoricen sobre ella, sino que hay que cogerla de frente, añadirle “para mí” y dejarla redondeada y lista para el interrogatorio.
¿Qué es vivir… PARA MÍ? Porque no es importante qué es para los otros, ni cuál es su definición en el diccionario (tener vida): lo que es importante es saber qué es realmente este hecho de estar en el mundo, de poder tener pensamientos y tomar decisiones, de alegrarse y sufrir, de tratar con la gente y de estar solo. Es importante conocer cómo lo estoy haciendo yo, cómo lo siento yo, y cómo interpreto yo esto de estar y existir, y esto hay que tenerlo muy claro porque incluso aunque no nos demos cuenta estamos teniendo vida a todas horas, pero… ¿Estamos viviendo todas las horas?
Vivir, en una visión más completa, puede ser “estar aquí y ahora con consciencia”. También puede ser “aceptar y aceptarse” o “evitar todos los conflictos que se puedan y simplificar la existencia”. También puede ser “ver, oír, tocar, sentir”. No hay una definición real y completa que abarque a toda la Humanidad (excepto tal vez ésa tan sencilla de “tener vida”), ni han de ser todas las vidas iguales, clónicas, sino que cada uno puede aderezarla a su gusto y poner más de una cosa y quitar todo de otra, porque vivir, tal vez sea “atender las propias emociones y sentirse y acompañarse conscientemente en esta tarea mágica que es estar en el mundo y disponer de los sentidos para apreciarlo y disfrutarlo, apreciarnos y disfrutarnos”.
Tenemos una vida moldeable. Sobre ella se pueden aplicar modificaciones y mejoras, y es posible ir puliéndola –puliéndonos- para hacer de nosotros un Ser Humano acorde con nuestros deseos, que sea defensor y garante del respeto a la propia escala de valores, fiel a los principios propios, digno, respetable y respetuoso.
No hay algo que diga “esto es vivir y esto otro no lo es” porque vivir, para mí, es algo que yo construyo libremente y mi definición puede –y tal vez debe- ser muy distinta y opuesta a lo que es vivir para otra persona.
Demasiada prisa y demasiada desatención a la vida y demasiadas preocupaciones hacen que no tengamos clara y actualizada la respuesta a esta pregunta que puede marcar un rumbo distinto –y mejor- en nuestra vida.
Esta vida es una oportunidad, irrepetible, de la cual somos responsables y esta responsabilidad es fuerte. No hemos de conformarnos con hacer como otros que la desperdician y después se instalan en el arrepentimiento… cuando ya es tarde e irrecuperable. La vida no es para encajarla en una frase célebre y dejarla ahí, sino que es para VIVIRLA.
Vivir no siempre es fácil porque implica también una parte de cosas poco agradables, como tomar decisiones duras o difíciles, torturarnos, enfrentarse, sentir, llorar, discutir, sufrir… pero eso también es vivir, como lo es equivocarse, aprender y continuar. VIVIR es lo único urgente, lo prioritario. Sólo nos damos cuenta de la maravilla que es VIVIR cuando nos paramos, nos salimos de la rutina, de la falta de apreciación, y nos damos cuenta de lo que realmente es: un milagro. Poder estar donde estamos y tener la capacidad de poder disfrutarlo es algo mágico que hemos convertido en algo rutinario, con muy poco valor. Nos parece tan normal eso de estar aquí y de saber –suponer, más bien- que mañana tendremos otro día de vida, y pasado mañana otro día más, que no le damos la importancia que merece.
Incluso en las vidas más complicadas, más duras y sufridas, se mantiene la opción de VIVIR con consciencia.
Te propongo que empieces a VIVIR y dejes de vivir.
Y, ya lo sabes, eso depende exclusivamente de ti.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
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