PARA SER FELIZ SÓLO HACE FALTA VALOR
En mi opinión, la frase del título –que la he leído en algún sitio, pero no recuerdo dónde- suena al principio como una de esas frases que pretenden y consiguen un impacto pero luego no aportan nada más. Esta sí puede aportar.
Tal como yo la interpreto pretende llevar a la conclusión de que quien no es feliz es porque no tiene el valor suficiente para ir a por la felicidad aunque para ello tenga que romper, eliminar, abandonar, tomar decisiones, irse, trabajar, sufrir...
Casi todos nos hemos encontrado en un pensamiento similar a “si yo fuera capaz…”, “si me atreviese…”, “si tuviese el valor…”; si nos fijamos honradamente podemos llegar a descubrir que en realidad no son más que justificaciones falsarias y auto-engaños. Parece como si nos conformásemos con saber que si nos atreviésemos podríamos conseguirlo, pero… (ya sabemos que cuando ponemos un “pero” lo que viene detrás son excusas).
Es un excelente Trabajo de Desarrollo Personal enfrentarse a esas excusas, que es enfrentarse a uno mismo, y ver qué realidad hay detrás de ellas; si somos honestos nos daremos cuenta de nuestra cobardía y de la habilidad que tenemos para encontrar evasivas al enfrentamiento directo a las cosas que impiden el cumplimiento de nuestros sueños y nuestra felicidad. Comprobaremos cuántos miedos hay detrás. Cuántas veces acallamos nuestros deseos. Cuántas pegas nos ponemos para no luchar por la felicidad.
Las razones que nos damos para no poder acceder a la felicidad hay que despiezarlas para comprobar que se sustentan sobre miedos irreales, o que detrás de ello lo que hay son unas consignas incrustadas que nos dicen que no tenemos derecho a ser felices. No es descabellado decir que solamente es feliz quien se da permiso para serlo, el que se da permiso para ser y sentirse feliz.
Hay condicionamientos personales que ayudan o dificultan para serlo o no.
Tiene más posibilidades quien quita drama y relativiza las cosas quitando la parte de importancia artificial que no tienen pero se la añaden nuestros miedos; quien no anda sintiéndose mal por todo, quien tiene integrada en su filosofía de vivir que en la vida tienen una peso preponderante estar bien, quien es vitalista y optimista y alegre y confiado.
Tiene menos posibilidades quien está sufriendo innecesariamente, el que se mantiene en la pena como un estado habitual, en la tristeza, en la visión negativa de las cosas, en el pesimismo y la queja.
¿Qué estás dispuesto a hacer para ser feliz?, ¿a qué eres capaz de enfrentarte?, ¿qué hay de verdad en las excusas que te pones?, ¿qué tiene que pasar en tu vida para que por fin comiences a luchar por tu felicidad?, ¿cuánto tiempo más piensas seguir así como estás?, ¿por qué te parece a veces que sólo pueden ser felices los otros?, ¿por qué te pones tantas trabas para ser feliz?, ¿eres consciente de que tu felicidad depende de ti?, ¿tienes valor para ser feliz?
Nuestra felicidad requiere de toda nuestra atención… y se la merece.
¿Te atreves ahora a revisar las mismas excusas? Esas de “si fuera capaz…”, “si me atreviese…”, “si tuviese el valor…”
Ojalá todas las preguntas que has leído consigan removerte y tirar los muros que has construido para que la felicidad no entre en ti.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
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