CAPÍTULO 160 - VER A LA PAREJA SÓLO COMO “EL OTRO” O “LA OTRA”
-CUANDO LA PAREJA ESTÁ DESCOMPENSADA-
Este es el capítulo 160 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER
Es imprescindible no ver al otro miembro de la pareja simplemente como “el otro” o como “la otra”. Es mejor ser capaz de desear para él o ella lo mismo que para uno, y hacer por él o por ella lo mismo que se haría por uno mismo.
Es conveniente no dejar un espacio distante en el corazón que pueda hacer creer que el otro es algo separado. En la relación, los dos son solamente uno.
Cuando una persona toma la decisión de compartir con otra el tiempo de su vida, está creando un hecho que va más allá de la convivencia que está predestinada a hacer más felices a ambos, más allá de los beneficios que se espera que eso aporte, y mucho más allá de lo que las palabras pueden expresar.
Es decidir –de un modo voluntario- unirse a la otra persona del modo más íntimo que se puede, ya que con ella se compartirán cosas que ninguna otra persona llegará a conocer, se harán cosas que no se harán jamás con otras, y pasarán juntos momentos en que ambos mirarán con los mismos ojos y en la mismo dirección; se puede llegar a un grado de compenetración tal que habrá situaciones en las que uno tendrá la sensación de haber dejado de ser él mismo para ser el otro –se hacen por el otro, voluntariamente, porque así se desea, cosas que jamás se pensó que se llegarían a hacer-, y se nota una gran sonrisa de satisfacción cuando se piensa en el otro, y el corazón, sin palabras, anima o empuja a darle lo mejor, a amarle incondicionalmente, a sentirle tan dentro como si fuera una extensión de uno mismo.
El otro es, también, uno mismo. Y mientras no se vea de ese modo, no se habrá llegado aún a la máxima compenetración posible.
Todo lo anterior está visto desde el sentido romántico que se le puede dar al “otro” o la “otra”. Hay otra interpretación de esta misma situación que no es romántica y sí dolorosa. Me refiero a cuando la persona que también es miembro de la pareja ya deja de ser apreciada como tal y pasa a ser sólo “quien convive en la misma casa y comparte la cama”.
Esa visión, que minusvalora y desprecia, es destructiva para la relación. Si se le rebaja a la categoría de “el otro” es porque se le ha despojado de la consideración especial que tenía al ser el amado. En ese “el otro” no está presente el amor. Si uno solamente siente eso por su pareja puede decir que ya ha llegado el fin del amor.
SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:
- Si de verdad se ama a una persona se le siente dentro y no fuera. Se le siente como uno mismo y no como otro.
- Si ya no se ve a la pareja con los ojos gratificantes del amor, si quien era el amado ya no lo es, habrá que tratar este asunto y decidir entre ambos qué se va a hacer a partir de ese momento.
- No hay relaciones perfectas, sólo hay parejas que nunca se rinden. Si dejas de sentir intensidad no te rindas; si sigue habiendo algo de amor ponlo a trabajar en la recuperación.
- Si es imposible recuperar lo que hubo y lo que se desea que haya… hablar, hablar, hablar.
Francisco de Sales
(Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí:
http://buscandome.es/index.php/board,89.0.html)