¿DONDE ESTOY ES DONDE QUIERO ESTAR?
En mi opinión, hay infinidad de preguntas o cuestiones que, si se afrontan y se resuelven a tiempo, pueden llegar a marcar un antes y un después en nuestra vida, o pueden hacer que ésta cambie totalmente de rumbo.
Hacerse preguntas trascendentales, o que nos afectan muy directamente, nos puede llevar a tener que buscar unas respuestas, a veces muy necesarias, que de otro modo no hubiésemos buscado… ni hubiésemos encontrado.
Hay un miedo o un rechazo inconsciente a este tipo de preguntas, incluso aunque uno se haya embarcado voluntariamente en un Proceso de Desarrollo Personal, porque hacerlo nos puede llevar a tomar consciencia de la respuesta o la solución, y ante ésta hay quien puede optar por afrontar y resolver -y disfrutar del resultado-, pero también hay quien no lo hace y entonces el hecho de ser consciente de que hay algo que podría hacer, o que debería hacer, y no lo hace, le puede llevar a una gran rabia contra sí mismo y a un estado de frustración que puede llegar a acercarse a la depresión.
Descubrir si uno está realmente donde quiere estar, si hace lo que quiere hacer, si lleva el tipo de vida que desea, si está o no satisfecho, incluso si es feliz o si tendría que hacer mil cambios en su vida, obliga a tener que reflexionar y tomar decisiones difíciles y a decidir una postura y unos propósitos que habrá de defender y tendrá que pelear para hacerlos realidad.
Si queremos sentirnos bien con nosotros y con nuestra vida, si queremos colocarnos en un bienestar estable, tendremos que reunir el arrojo suficiente para peguntarnos y después asumir el compromiso con la respuesta a una de las grandes preguntas… ¿estoy donde quiero estar?
Si entramos en detalles, que es como se debe hacer para que esté bien hecho, la pregunta englobará el trabajo, la pareja y la familia, la ciudad, los sueños, los propósitos, lo pendiente, lo renunciado…todo.
Si las respuestas son notablemente satisfactorias, tendremos una sensación de armonía o de triunfo, de paz y bienestar, de satisfacción y de buena Autoestima.
Si las respuestas son mayoritariamente negativas, el malestar será el más leve de los estados, que podrán llegar hasta el extremo más oscuro y dramático. Antes de quedarse estancado en esos estados alterados será mejor iniciar un Proceso de Desarrollo Personal, solo o de la mano de un psicólogo u orientador, que nos permita acercarnos hacia el bienestar -el “estar bien”-, que es una aspiración y un derecho irrenunciable.
Estar en el lugar donde SÍ se quiere estar requiere comenzar por estar a gusto consigo mismo, esté donde esté y con las circunstancias que sean, y eso requiere un trabajo personal que estará compuesto de momentos desagradables, otros dolorosos, otros de iluminación, y otros de lágrimas de Amor Propio y de Felicidad mezcladas.
Realmente… sinceramente… ¿es aquí donde quiero estar? La petición de esta pregunta deber ser ineludiblemente respondida y no sólo con palabras sino con hechos. Los buenos propósitos son buenos, pero son solamente propósitos… y no resuelven.
La reflexión, la decepción, las crisis, la tristeza, incluso el dolor, son de gran ayuda para quien intuya que tiene que hacer un alto en su actual tipo de vida. Así entenderá que darse cuenta de las cosas es lo primero, asumirlas lo segundo, aceptarlas lo siguiente, y su puesta en práctica es lo definitivo.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
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