CAPÍTULO 97 - CONFUNDIR AL HOMBRE
-LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER-
Este es el capítulo 97 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER
Los hombres, en general, son muy básicos.
No entienden las señales subliminales que les envían las mujeres.
No tienen la habilidad –y en muchos casos tampoco tienen interés- para adivinar lo que una mujer quiere decir con un suspiro, con una leve caída de ojos, con una mirada lánguida y extraviada, con un silencio, o con un enfado sin aparente motivo ni explicación.
Así que es mejor explicarle las cosas con mucho cariño y con mucha claridad.
Es mejor sacar a la luz clara cualquier asunto que pueda afectar a la relación, para resolverlo. No me parece acertado ir menospreciando y “olvidando” las cosas. Porque no es cierto que se olvidan.
Algunas cosas pueden parecer insignificantes granos de arena. Es cierto que un grano de arena es casi invisible, y no parece tener la suficiente fuerza como para hacer tambalear una relación, pero un minúsculo grano de arena al lado de otro minúsculo grano de arena, y junto a una gran cantidad de minúsculos granos de arena, forman una inexpugnable montaña.
Un día, un poco más complicado que los otros días, o uno de esos en los que una se encuentra especialmente sensible, o harta, mira hacia los granos de arena y se encuentra con una innegable montaña que posiblemente ya no se pueda obviar ni hacerla desaparecer. Es conveniente hacer desaparecer -eso sí, mediante el diálogo fluido, la comprensión, la buena voluntad, la colaboración de ambos y el amor que se tienen- cada uno de los granos de arena, antes de que se empiecen a asociar para formar esa temible y descomunal montaña.
El hombre prefiere y necesita los mensajes claros, las instrucciones precisas, las cosas bien explicadas, que se den normas en vez de insinuaciones, que se expliquen los sentimientos y se clarifiquen los estados de ánimo.
Es mejor darlo todo muy clarito, muy preciso, muy configurado, para que no se malinterprete y para que no quede la posibilidad de que no se haya comprendido bien.
Ya lo sé: estoy generalizando y exagerando… pero no mucho.
SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:
- La claridad espanta las posibles confusiones o cualquier malinterpretación.
- Es conveniente no dejar las cosas en el limbo de las suposiciones.
- “Hablando se entiende la gente”, es un dicho acertado.
- Si hay dudas sobre lo que se ha entendido en una conversación lo mejor es explicar la propia interpretación para que no quede lugar para los errores. Se devuelve el retorno diciendo “lo que he entendido que me has dicho es…”
- A las cosas hay que llamarlas por su nombre. Así se evitan presuposiciones distintas y malos entendidos.
- Entre lo que pensamos, lo que queremos decir, lo que creemos decir, lo que decimos, lo que queremos oír, lo que oímos, lo que creemos entender y lo que entendemos, existen nueve posibilidades de no entenderse.
Francisco de Sales
(Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí:
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