EL MUNDO INÚTIL
En mi opinión, malgastamos una buena parte de nuestra irrepetible e irrecuperable vida en ese sufrimiento que nos provoca empeñarnos en estar en el mundo inútil.
Se llama mundo inútil a esa parte de la vida que dedicamos a asuntos que no podemos solucionar, a la que sólo nos aporta preocupaciones innecesarias que nos quitan energía, a la que nos roba el sueño o nos introduce en un bucle de pensamientos negativos y obsesivos que no nos ayudan a avanzar. O sea, que no aportan nada positivo y sí mucho negativo.
HAY COSAS QUE NO DEPENDEN DE NOSOTROS Y SON INEVITABLES. Es infructuoso oponerse a ellas porque no sirven de nada ni la oposición ni el rechazo, y su negación también es inservible.
La sugerencia inteligente de los sabios es… aprender a convivir con lo que no depende de nosotros. Como algo que forma parte ineludible de la vida, y que sólo tendrá el valor y la capacidad de afectarnos que nosotros le demos. O sea que podemos optar por quitarle cualquier tipo de importancia que le hayamos dado y dejarlo simplemente como algo que es desagradable pero no merece nuestra atención y aún menos nuestro sufrimiento, como si no nos estuviese sucediendo. También podemos optar por eliminarlo directamente.
Nos dicen que es muy conveniente hacer una lista de todo aquello que vemos que es inútil, y de lo que es inútil y además perjudicial, y de todo aquello que no queremos que esté en nuestra vida porque nos fastidia, para ir eliminándolo. Escribiendo esa lista cosificamos los pensamientos dispersos y fatalistas de nuestra mente, y al tenerlos por escrito nos podemos enfrentar a ellos mejor que si sólo están en nuestra mente, porque escritos tienen menos poder afectante que cuando andan asolando por el pensamiento.
Y esta lista requiere revisión diaria, para que no se olvide en ningún momento, y hay que tenerla actualizada añadiendo los descubrimientos que vayamos haciendo y eliminando los que realmente hayamos conseguido eliminar.
Es bueno ponerse un aviso -el Yo Observador se dará cuenta si lo tenemos activado- para que cada vez que repitamos una de esas actitudes que nos disgustan, o se nos presente una de esas situaciones externas que nos hacen refunfuñar porque reactivan nuestro enojo, hagamos un alto para tomar consciencia de esa cosa que está afectando a nuestra estabilidad personal y emocional, y nos demos cuenta de su inutilidad y perjuicio y recalquemos nuestro deseo de no malvivir en ese mundo inútil.
Es más conveniente dedicar tiempo y energía a las cosas que tengamos en el mundo útil, a las que suman, a las que alimentan nuestra felicidad y fortalecen nuestra persona, a las que nos hacen sonreír o regodearnos en nuestro mundo de plenitud.
Lo que tenemos y hacemos en el mundo inútil requiere una vigilancia continua y atenta, porque nos roba una parte de nuestra vida y la que nos deja queda afectada, desconcertada, incómoda y con una sensación frustrante de pérdida, ligera o gravemente hundidos pero siempre innecesariamente hundidos.
El tiempo de vida hay que vivirlo, así que seamos plenamente egoístas y juiciosos con lo que queremos poner dentro de ese tiempo –no hay que olvidar que VIVIR es un gran regalo pero es también nuestra responsabilidad-; será mejor que nos reservemos el derecho de admisión y que no dejemos entrar a ninguno de nuestros enemigos, que seamos selectivos con lo que queremos, que eliminemos todo lo que hacemos –o nos hacen- y nos perjudica de algún modo, que nada de lo que pertenece a la vida inútil se instale en nosotros, que estemos plenamente comprometidos con este asunto, y que a partir de este momento comencemos con esta beneficiosa tarea de eliminar todo lo que tengamos en nuestro mundo inútil.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
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