CAPÍTULO 71 - MINIMIZAR LOS PROBLEMAS O NEGARLOS
– EQUIVOCACIONES HABITUALES -
Este es el capítulo 71 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER.
La convivencia es difícil y complicada a veces. Así que es conveniente estar preparados para saber que las contrariedades, de cualquier índole, se van a presentar, y que éstas forman una parte casi inevitable en la convivencia; que algunas son imprevisibles e inevitables, y cuando aparecen sólo queda la opción de enfrentarse a ellas con sensatez y resolverlas, o aplazarlas hasta que sea su momento adecuado, pero jamás aplazarlas continuamente, nunca usar que “no es el momento adecuado” como excusa para no resolverlas, ni tampoco hay que obviarlas u olvidarlas. Ya sabemos que en muchas ocasiones, sobre todo cuando uno está ofuscado o tan alterado que posiblemente no vea las cosas con ecuanimidad, lo mejor es contar hasta cien para empezar a ver con claridad. O contar hasta mil si uno cuenta rápido.
Lo que es inadecuado, porque es una actitud inmadura y porque eso no va a hacer que desaparezcan sino que acabarán agravándolos, es minimizarlos o restarles importancia. Eso es un síntoma de falta de responsabilidad y un autoengaño para evitar el tener que tomar la conciencia auténtica de su magnitud y para tener de ese modo una mentira-excusa que mienta-tranquilice a su necesidad de resolver. Y uno de sobra sabe que tiene que resolverlo aunque no le apetezca.
Aún es peor negar que los conflictos existen, menospreciarlos, o decir que no son conflictos.
Conviene valorarlos en su auténtica dimensión –ni engrandecerlos ni minimizarlos-, verlos de un modo lo más desapasionado y objetivo posible –porque hacerlo así aporta la ecuanimidad y serenidad necesarias en esos casos-, y es mejor verlos entre todos los que estén implicados en ellos –si es que afectan a alguien más-, siempre con una actitud abierta y positiva –que aporta una conducta constructiva-, con espíritu optimista –que es energía pura concentrada-, y con la firme voluntad de resolverlos bien.
Quedarse ciegos ante los asuntos sin resolver, o restarles importancia, incluso negar que molestan o que duele su existencia, no los va a resolver. Taparlos, aun con buena intención, es contraproducente, porque si no se resuelven, volverán a resurgir en cualquier otro momento o con cualquier otro motivo.
El único modo de resolverlos es afrontarlos poniéndose frente a ellos, conocerlos en su auténtica realidad y valía –porque también puede suceder que hayamos magnificado las dificultades y no sean tan graves como aparentan-, desmenuzarlos –para que sean más fáciles de comprender y eliminar-, y tener clara y firme en todo momento la voluntad de preservarse a sí mismo de los sinsabores y bamboleos que son el regalo envenenado de los conflictos.
Forman parte de la vida.
Unos son ineludibles –porque vienen de fuera y no dependen de uno- y otros se pueden evitar actuando antes de su aparición, previéndolos y tomando las medidas necesarias para que no se lleguen a formar. Cuando ya son visibles, hay que proceder con firmeza y decisión, y resolverlos en vez de quedarse cobardemente agazapados a la espera de sus consecuencias.
En esa valoración objetiva de las dificultades que surgen a lo largo de la convivencia, hay que tener cuidado con no adjudicar el título de “problemas” a lo que no son más que los mínimos inconvenientes lógicos de la convivencia o de la vida. No hay que ser dramáticos ni exagerados en la adjudicación de adjetivos gravosos o negativos. No hay que engordar las nimiedades. Y hay que desdramatizar la vida y sus conflictos todo lo que se pueda.
SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:
- Los conflictos entre la pareja forman parte de lo que es la pareja.
- Los conflictos tiene que resolverlos cada uno por su cuenta, y cuando ya sea consciente de su parte de responsabilidad y aprenda lo que tiene que aprender, entonces se han de reunir ambos para aportar cada uno su visión y encontrar entre ambos las soluciones.
- Los dos miembros son socios en esta institución que es la pareja, así que ambos son responsables y ambos tiene que participar en la toma de decisiones y en la búsqueda de soluciones a los inconvenientes.
Francisco de Sales
(Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí:
http://buscandome.es/index.php/board,89.0.html)